Pese a la profesión de su padre y aunque recibió una educación esmerada, en 1805 se enroló en el ejército.
Por ese gran acto de arrojo fue ascendido a teniente 1.º y pasó a formar en la compañía de fusileros del Regimiento N.º 3.
Pasó luego a Colonia del Sacramento a bordo del bergantín San Pío, de allí a Santa Fe y desde esa ciudad partió a Tucumán incorporándose ese mismo año al Ejército del Norte que iniciaría la tercera expedición auxiliadora al Alto Perú.
El general José de San Martín consiguió su libertad en 1820 canjeándolo por prisioneros enemigos y lo nombró sargento mayor, tras lo que participó de la segunda campaña a las sierras comandada en 1821 por Juan Antonio Álvarez de Arenales.
Tras un encuentro favorable contra tropas realistas de la división al mando de José Canterac, fue comisionado por el general Las Heras como parlamentario en la plaza fuerte del Callao, la que finalmente capituló.
Tras derrotar a un destacamento realista y capturar a su comandante el capitán José Cienfuegos, Salvadores fue nombrado en 1823 ayudante del gobierno de Lima.
Levantado el sitio del Callao con las fuerzas del general Enrique Martínez intervino en otra acción en persecución de los realistas lo que le valió el grado de coronel.
Salvadores continuó al mando de su regimiento en la frontera hasta 1828.
Intervino en la campaña sobre Entre Ríos iniciada en febrero de 1840, y meses más tarde en la batalla de Don Cristóbal, donde la llamada legíón Salvadores se volvió a destacar.