[1] Su arquitectura monumental de tierra, su gran acervo escultórico y sus ofrendas de jade, al igual que sus ofrendas masivas, únicas en el mundo prehispánico, hacen que sea un lugar único en la historia cultural del hombre americano.
Las inundaciones periódicas enriquecían los suelos, de por sí fértiles, permitiendo que se lograran hasta tres cosechas por año.
[6] Sin embargo las primeras excavaciones fueron realizadas por Matthew Stirling entre 1940 y 1943, quien, cautivado por el descubrimiento de la primera cabeza colosal, llamada Monumento 1, en 1926, organizó una expedición junto con Philip Drucker durante 10 días llegando a La Venta en 1940, descubriendo nueve esculturas más.
Entre 1984 y 1985 se llevaron a cabo levantamientos topográficos complementarios que ampliaron considerablemente el conocimiento de los vestigios arqueológicos.
Esta zona incluye a San Lorenzo Tenochtitlan, Laguna de los Cerros y Tres Zapotes.
Se encuentra localizado en un pantano costero que pasaba por el alto del entonces activo río Palma.
En su apogeo La Venta fue un centro ceremonial que contuvo una serie de ofrendas enterradas, tumbas así como esculturas monumentales similares a las encontradas en San Lorenzo Tenochtitlan.
Aunado a esto, se han encontrado más de 3 mil objetos, entre figurillas, joyería, hachas y cinceles.
Las plazas son de forma alargada y frecuentemente paralelas, delimitadas en sus extremos por estructuras cuadrangulares.
[20] En este conjunto se integraban plazas mediante la combinación simétrica de plataformas bajas y escaleras.
Esta barda remataba, en medio de las dos plazas, con unos recintos totalmente cerrados formados por esas mismas columnas basálticas.
La disposición de estas estructuras llevó a los investigadores a suponer que las plataformas alrededor de la plaza sirvieron como palcos, donde se representaban dramas rituales para ser vistos por los espectadores que se encontraban en la plaza.
Las especulaciones sobre lo que puede haber originado esa anomalía varían desde arcilla quemada hasta una serie de ofrendas enterradas en una tumba.
En los costados del Edificio D-8 se pueden observar dos ejemplares de magnífica manufactura pertenecientes al arte olmeca conocidas como “altares”.
A diferencia de las demás edificaciones del Conjunto D, este edificio no está alineado plenamente a la hilera de plataformas hacia el norte, sino que se encuentra ligeramente hacia el este, como si hubiera sido usado para cerrar un espacio.
Dichas construcciones son: Grupo integrado por tres pequeñas plataformas de tierra localizadas al norte del Complejo A.
Este grupo se localizó al noreste del Complejo C y está integrado por dos plataformas de planta rectangular, por lo que se considera que hacia el noroeste también hubo más construcciones similares,[19] sin embargo, debido a las alteraciones sufridas en el área, no existen vestigios de las mismas.
Posteriormente, se construyó una carretera junto a la pista aérea, en la misma zona donde habían sido descubiertas unos años antes las cabezas colosales llamadas Monumentos 2,3 y 4.
En un mapa publicado en 1968 por la Universidad de California en Berkeley realizado por Robert Heizer, se señalan dos construcciones de planta circular hacia las esquinas noreste y noroeste del Complejo C, sin embargo, en un levantamiento topográfico realizado en 1984 estos edificios no fueron encontrados.
Han sido halladas diecisiete cabezas colosales, cuatro de ellas en La Venta (descritas oficialmente como Monumentos 1 a 4).
No se sabe si estas tres cabezas estaban asociadas a un edificio, ya que el área donde fueron encontradas fue muy alterada con la construcción de la pista aérea y una carretera.
Aunque las tres esculturas representan cabezas humanas, no son iguales, ya que presentan diferencias en tamaño, rasgos faciales e indumentaria.
[22] Uno de los rasgos más característicos de estas tres esculturas es que los labios están entreabiertos, pudiendo observarse los dientes frontales, como si hubieran sido esculpidos en el momento que hablaban, captando la actitud natural del momento.
Este trío de esculturas fueron elaboradas en piedra arenisca color café con tonos rojizos y en ellas se representan figuras humanas en "cuclillas".
El antebrazo está en posición vertical y se extiende hacia el casco como si lo estuviera deteniendo con el puño cerrado.
[22] Los monumentos 53 y 54 se encontraron en posición horizontal con la cara hacia abajo, mientras que el 52 estaba casi sobre su costado.
El consenso actual es que estos "altares" son en realidad tronos en donde los dirigentes olmecas se sentaban durante las ceremonias o rituales importantes.
[26] Representa una figura, probablemente un chamán vestido con indumentaria muy elaborada y sentando dentro de lo que parece una cueva.
Esto induce a interpretar la figura como un contacto con sus antepasados o recibiendo ayuda de estos.
También se puede llegar en autobús, ya que la villa está conectada con las ciudades de Villahermosa, Heroica Cárdenas y Coatzacoalcos.