Está situado al borde derecho del cañón Boca del Cerro, que es la última montaña que atraviesa el río Usumacinta antes de salir a la planicie tabasqueña.
Desde este lugar, los mayas controlaban el paso de las embarcaciones que transitaban por las aguas del río Usumacinta.
Los glifos-emblemas encontrados en las ciudades de Palenque, Toniná, Piedras Negras y La Mar se encuentran en contextos de guerra, lo que hace pensar que las ciudades libraron constantes guerras para controlar el estratégico paso del Usumacinta en el cañón Boca del Cerro.
Aunque este edificio se encuentra muy deteriorado, una sección grande de las paredes retenidas está todavía bien conservada.
En la actualidad, esta zona arqueológica no se encuentra abierta al público.