[1] Su personaje más famoso es el padre Brown, un sacerdote católico de apariencia ingenua, cuya agudeza psicológica lo vuelve un formidable detective, y que aparece en más de cincuenta historias reunidas en cinco volúmenes, publicados entre 1911 y 1935.Por un problema cardiaco Edward abandonó el negocio familiar a una edad no muy avanzada, pero mantuvo aún una renta que le permitió dedicarse a sus inquietudes, que eran la jardinería, el arte y la literatura.Ada Jones cuenta que un día, durante un paseo familiar, Gilbert K. y Cecil iniciaron un diálogo en medio de un jardín cuando empezó a llover y, a pesar de ello, continuaron la conversación hasta que la terminaron.Chesterton da comienzo a su Autobiografía relatando el día, año y lugar de su nacimiento.Su bautizo pareció deberse a la tradición familiar o a presión social, ya que sus padres no eran devotos creyentes, y podrían definirse como «librepensadores» al estilo de la época victoriana.A ese respecto, Joseph Pearce señala: «La "mera autoridad" no era la de la Iglesia, sino la del convencionalismo».Durante el año 1921 Chesterton no publicó ningún libro, pero sí se dedicó mucho al periódico “The New Witness”.[11] En su búsqueda de la verdad se topó con diversos obstáculos, pero siempre fue con una mentalidad abierta y no se detuvo ante estos muros a no ser que estuviera convencido de que debía derribarlos para poder continuar con su búsqueda.suponía, pero que además conocía la maldad, y estaba muy enterado de ella, principalmente gracias al Sacramento de la Confesión, ya que allí escuchaba tanto cosas buenas como cosas malas.Se contaba que en muchas ocasiones le enviaba un telegrama a su esposa, Frances, desde algún lugar lejano, escribiéndole cosas como "Estoy en el Mercado Harborough.Bentley, y más tarde llegó el párroco Monseñor Smith para ungirle con los santos óleos.Luego, dándose cuenta de que Dorothy también estaba en el cuarto, añadió: «Hola, querida».Los dogmas no son una jaula, sino que marcan un camino hacia la verdad y la plenitud; de hecho, todos tenemos dogmas, más o menos inconscientes, que es otra de sus tesis recurrentes.El ser humano anda siempre en busca de un hogar: algunos lo tienen más claro, pero otros buscan y buscan durante toda su vida: al fin y al cabo, cada uno tiene que resolver su misterio —él lo hizo a los 22 años—: los seres humanos tenemos la libertad —"Dios no nos ha dado los colores en el lienzo, sino en la paleta" (Los países de colores, Cap.7)— para elegir nuestras ideas y configurar nuestra vida.Sin embargo, el ámbito de la amistad y las relaciones sociales es más verdadero y más gratificante: familia, amigos, vecinos, constituyen esa ampliación del hogar que genera el patriotismo –que no nacionalismo, que conduce al imperialismo.La virtud por excelencia del hombre es la sensatez, que nos hace saber estar ante la vida y el mundo (Herejes).[26] De hecho, hubo una época —la cristiandad medieval, denostada hoy día como sinónimo de retraso y oscurantismo— en la que el ideal pudo acercarse a la realidad, pero el poder de los reyes y los más fuertes acabó con esas condiciones, creando Estados ambiciosos e imperialistas, que hoy parecen lo más natural del mundo y que la globalización ya está modificando, pues son meras construcciones humanas.Gilbert Keith y Cecil Chesterton, junto con Hilaire Belloc, fueron los pioneros en el desarrollo del distributismo, una tercera vía económica, diferente al capitalismo y al socialismo, cuya base se encuentra en la doctrina social de la Iglesia, que surgió a partir de la encíclica del papa León XIII, Rerum novarum.En 1926 Chesterton y Belloc lograron por fin darle forma a un proyecto que venían ideando desde hacía bastante tiempo.En la primera reunión de la liga Chesterton fue nombrado presidente, cargo que mantuvo hasta su muerte.Al comienzo de su carrera se hizo conocido por sus artículos periodísticos, y dio un gran salto cuando publicó su primera novela El Napoleón de Notting Hill (1904), que inspiró a Michael Collins en su defensa irlandesa ante los ingleses.A esta le siguieron otros libros de crítica, como Dickens (1906) y G.B.Iba perfilando así sus opiniones, que exponía con un aire acentuadamente polémico y no exento de humor.Su actitud apologética se refleja en otra obra de esos años, titulada La Esfera y la Cruz (1910).Algunos afirmaron que El hombre eterno fue su libro más trascendente a causa de su influencia en literatos como C.S.La habilidad del autor consiste en sugerir que la explicación "irracional" es la única y la más racional, para después revelar la sencilla respuesta al misterio.El personaje del Padre Brown fue llevado numerosas veces a la pantalla; entre las más conocidas figuran las adaptaciones de Edward Sedgwick (1934), Robert Hamer (1954, con Alec Guinness en el papel principal) y la serie televisiva inglesa de 1974 protagonizada por Kenneth More.Su amistad con George Bernard Shaw lo llevó a mantener una larga correspondencia y tratar sobre los temas más diversos y debatir abiertamente en los periódicos de la época, como también con otros personajes intelectuales como H.G.En 1928 Shaw debatió en público con Chesterton y Hilaire Belloc bajo el título ¿Estamos de acuerdo?Y sólo otra cosa ha sido raspada: el halo en torno a la cabeza del niño Jesús...».