La familia de Dorothy vivía en Chicago en condiciones muy pobres, y así su madre la enviaba a comprar plátanos pasados porque costaban solo diez centavos la docena.
Ingresa en el Partido Socialista de América y a los dos años, Dorothy abandona la universidad.
Al encontrar rechazo por parte de su padre al volver a casa, se instala en el barrio judío de Eastside y se hace periodista, colaborando en el diario socialista Call (La voz).
Dorothy tuvo poco que ver con la dictadura del proletariado, le fascinaban las ideas anarquistas.
En Washington se manifestó junto a un grupo de feministas, que habían convocado una huelga.
En Chicago se hizo reportera judicial y posaba como modelo para estudiantes de arte.
Entre tanto se casó con Forster Buttermann, un hombre de ideas radicales y filantrópicas.
En estos años Dorothy experimenta una profunda conversión al catolicismo, ve en la Iglesia católica un cuerpo vivo que ha sobrevivido por siglos.
Al cumplir los 80 recibió la felicitación del papa; en aquellos años llevaba una vida tranquila en Nueva York.
Dorothy Day escribió su autobiografía Loneliness (La larga soledad), en la que profundizará sobre las bases del Amor, el cual se logra mediante la comunidad.
Se reza la siguiente oración para que Dorothy Day sea elevada a los altares de la Iglesia católica como santa: