[1] Quienes lo proponen argumentan que las contribuciones por parte de las mujeres son necesarias para un completo entendimiento del cristianismo y sostienen que Dios no discrimina en base de características biológicamente determinadas como el sexo y la raza.
Estas interpretaciones de los orígenes cristianos han sido criticadas por "proyectar anacrónicamente ideales contemporáneos al primer siglo.
[9][10] Trabajos feministas de los siglos XV al XVII criticaron objeciones a que las mujeres pudiesen aprender, enseñar o predicar en un contexto religioso.
[17] Algunas feministas cristianas de este período fueron Marie Maugeret, Katharine Bushnell, Catherine Booth, Frances Willard, y Margit Slachta.
Durante el siglo XX destacaron las activistas católicas Dorothy Day y Elizabeth "Betsie" Hollants.