Por un lado, el fundamentalismo islámico lo rechaza como una imposición de la modernidad occidental, considerada ajena y perjudicial para los valores tradicionales.
Este acontecimiento tuvo lugar en la Arabia preislámica, marcando un cambio profundo en las estructuras sociales de la época.
Tras la muerte del Profeta, muchas otras mujeres musulmanas también desafiaron las tradiciones sexistas atribuidas a él.
El feminismo islámico moderno se vincula al movimiento intelectual reformista musulmán de finales del siglo XIX.
Jamal al-Din al-Afghani y su discípulo Muhammed ‘Abduh fueron figuras clave en el reformismo musulmán del siglo XIX, cuyos pensamientos y acciones sentaron bases importantes para el desarrollo del feminismo islámico.
Esto significaba que los textos religiosos no debían ser interpretados de manera literal e inamovible, sino que debían ser entendidos dentro de su contexto histórico y cultural, y adaptados a las necesidades del presente.
Esto abrió la puerta a la posibilidad de cuestionar las interpretaciones patriarcales que habían dominado la tradición islámica durante siglos.
Aunque la reflexión iniciada por estos reformistas estuviera influenciada por ideas occidentales, su trabajo dio origen a un feminismo endógeno en las sociedades musulmanas que surgió en el contexto de las luchas nacionalistas y anticoloniales de comienzos del siglo XX.
Las mujeres participaron activamente en estos movimientos, luchando junto a los hombres por la liberación de sus países.
Aunque estos movimientos no siempre se identificaban como "islámicos", sus demandas y acciones sentaron un precedente importante para el desarrollo del feminismo islámico[1] Por ejemplo, en Egipto, el término «feminismo» fue utilizado ya hacia 1920, por las mujeres musulmanas participantes en los movimientos de liberación de la mujer, al mismo tiempo que en Estados Unidos.
[8] A lo largo de 1970 y 1980, se produjo un auge del islam político en muchas sociedades musulmanas.
[4] En Irán, Egipto, Marruecos y Yemen, las feministas musulmanas han atacado al derecho de familia patriarcal.
[1] Estas pioneras preferían ver su trabajo como una forma de dar voz a otra lectura del Islam.
Estos feminismos seculares se organizaron en torno a un discurso nacionalista de igualdad, reconociendo y protegiendo las afiliaciones religiosas.
El islam no categoriza a la mujer, por ejemplo, como la fuente del mal por el “pecado original” que echó a Adán del Paraíso o que ella sea la causa del mal en el mundo como sostienen algunas doctrinas religiosas y fábulas por haber abierto la caja de Pandora que contenía todos los vicios».
Este método de revisión y reinterpretación consiste en los siguientes puntos: Con este método, las feministas islámicas insisten en que el principio fundamental del Tawhid (unicidad divina) en el Islam afirma la igualdad de todos los seres humanos ante Dios.
Estas críticas subrayan los desafíos a los que se enfrenta el feminismo islámico en su búsqueda por reconciliar igualdad de género y fe religiosa en un contexto globalizado.
Sirin Adlbi Sibai, autora de La cárcel del feminismo[12] plantea que la islamofobia no es simplemente un prejuicio, sino un discurso colonial arraigado en el sistema-mundo moderno/colonial, capitalista y patriarcal.
Estas dos últimas organizaciones afiliadas a Women Living under Muslim Laws (Mujeres viviendo bajo leyes musulmanas).