Resaltando las virtudes caballerescas del rey Alfredo, Chesterton se vale de tres leyendas concernientes a su vida para narrar un mito fundacional inglés.
Más tarde, Alfredo consigue escapar de allí sin ser descubierto, y continúa su peripecia por el bosque.
Hallándose próximo al sitio donde debía reunir sus tropas, vive otro de los legendarios episodios que estructuran el poema.
En la pluma del escritor inglés, este suceso se vuelve un nuevo motivo de reflexiones que alimentan la transformación final del personaje principal en el mito que será Alfredo el Grande.
Los últimos capítulos relatan la confirmación en el trono del rey Alfredo el Grande, sus trabajos para reordenar y proteger al reino, y los últimos enfrentamientos con el pueblo de Guthrum; finalmente, coronan los argumentos desplegados por el autor con la espléndida metáfora del Caballo Blanco, y la advertencia que late en este símbolo.