Al estallar la Segunda Guerra Mundial, comandó el 4.º Ejército durante la invasión soviética de Polonia y el 9.º Ejército durante la Guerra de Invierno contra Finlandia.
En septiembre, se le asignó el mando del 62.º Ejército en la batalla de Stalingrado.
Después de Stalingrado, Chuikov llevó sus fuerzas a Polonia durante la Operación Bagration y la ofensiva del Vístula-Óder.
[2] Dejó su regimiento en 1921 para continuar sus estudios en la Academia Militar Frunze, de la que se graduó en 1925.
Debido a su excelente desempeño académico, fue invitado a permanecer un año más en la Academia Militar Frunze para estudiar lengua e historia china en el Departamento de Estudios de Oriente.
En el otoño de 1926, se unió a una delegación diplomática soviética que recorrió Harbin, Changchun, Port Arthur (actual Lüshunkou) Dalian, Tianjin y Beijing, ciudades del noreste y norte de China.
En diciembre de 1940, ocupó el puesto de agregado militar soviético en China y asesor militar del comandante en jefe del ejército chino Chiang Kai-shek.
[5] Chuikov llegó a China con un gran suministro de armamento soviético para el Ejército Nacional Revolucionario, incluidos tanques, artillería, aviones de combate y bombarderos y camiones.
[3] Chuikov recibió el mando del 64.º Ejército, una unidad que en ese momento estaba en reserva en Tula, en proceso de entrenamiento y formación.
[9] En septiembre, Chuikov fue puesto al mando de los restos del 62.º Ejército, reemplazando al teniente general Anton Lopatin, que estaba al borde del colapso y que fue destituido por cobardía ante el enemigo, reforzado con los restos destrozados del 1.º Ejército de Tanques, para defender la ciudad de Stalingrado.
[10] El 12 de septiembre, Yeriómenko decidió que era imposible controlar todo el frente desde la aislada ciudad de Stalingrado con lo que traslado su cuartel general a la orilla este del Volga.
Cuando Nikita Jruschov el comisario político y el general Yeriómenko comandante del Frente Sureste preguntaron a Chuikov si entendía la importancia de la tarea que se le encomendaba.
Chuikov debía aguantar con los medios que tenía, reteniendo las posiciones aún en manos soviéticas.
Chuikov ordenó que la artillería más pesada fuera retirada a la orilla oriental del río.
Para desgastarlos, «debe hacerse sentir a todo alemán que está viviendo ante la boca de un cañón ruso».
[15][16] En las semanas siguientes, los soviéticos detienen la ofensiva alemana y la batalla entra en un punto muerto.
A. Belkin que al principio de la batalla, había ejecutado sumariamente a varios oficiales y comisarios por cobardía.
Aquí podrían ser destruidos con cócteles mólotov, fusiles antitanque y artillería soviética operando a corta distancia.
Esta táctica también dejó a la Luftwaffe incapaz de apoyar a sus unidades, ya que los bombarderos en picado Junker Ju-87 Stuka no podían atacar las posiciones del Ejército Rojo sin poner en peligro sus propias fuerzas.
[12][18] Chuikov adivinó las intenciones alemanas que apuntaban a apoderarse de la orilla a través del sector industrial de Stalingrado y colocó sus mejores fuerzas en el sector, los soviéticos lograron frenar la ofensiva alemana y estabilizar el frente, además se situaron en la orilla oriental toda la artillería disponible para disparar por elevación.
Esa misma noche, el 62.º Ejército lanzó un feroz contraataque, que sin embargo, fracasó debido al poderío aéreo alemán.
Destruyendo en el proceso al Tercer (Petre Dumitrescu) y Cuarto (Constantin Constantinescu) ejércitos rumanos.
Odesa fue liberada el 10 de abril y las tropas soviéticas comenzaron a entrar en Rumania.
Zhúkov quería ocupar Küstrin para de esa forma preparar una amplia zona donde estacionar sus ejércitos para la futura ofensiva sobre Berlín.
Mientras tanto, Hitler había decidido lanzar una contraofensiva contra la bolsa sur de Chuikov.
Sin embargo, Chuikov se recuperó rápidamente de la sorpresa inicial y los alemanes fueron diezmados en campo abierto, por la artillería y la aviación soviética, viéndose obligados a retirarse a sus posiciones iniciales tras sufrir fuertes bajas.
Pero al ser un civil no tenía uniforme y por tanto no podía ser presentado como oficial del Ejército Rojo, por lo que Chuikov lo encerró sin más en el armario de la sala de sesiones, ordenándole que guardara silencio.
[nota 1] Chuikov le pidió entonces que redactara una orden de capitulación para ser transmitida a todos los lugares donde aún se combatía.
Weidling escribióː[30] En total, las pérdidas del Ejército Rojo en la batalla de Berlín entre muertos, heridos y desaparecidos ascendieron a unos 361 367 soldados.
[37] Vasili Ivánovich Chuikov es autor de varios libros y artículos sobre su experiencia en la Segunda Guerra Mundialː[39] A lo largo de su extensa carrera militar Vasili Chuikov recibió las siguientes condecoraciones