La diferencia principal con respecto al feudalismo es que en este último el jefe militar local puede tener una gran autonomía y un ejército personal (al igual que el señor de la guerra), pero su legitimidad todavía deriva de su lealtad personal o formal a una autoridad central.
Asimismo se podrían considerar señores de la guerra a otros romanos, como Catilina, Pompeyo el Grande, Julio César, o sus herederos, como Octavio Augusto, Marco Antonio, o Marco Junio Bruto.
Entre esos personajes históricos destacan: Existieron doce señores de la guerra que sirvieron como comandantes de área de manera oficial: Este fenómeno aparece en la actualidad en los llamados Estados fallidos (Estados cuyo gobierno central y autoridades internacionales han sido derrocados o existen como mero formalismo sin ningún control efectivo sobre el territorio estatal).
Actualmente destacan los casos de Somalia, Liberia, República Democrática del Congo, Líbano, la ex Yugoslavia, Afganistán, la región rusa de Chechenia bajo los Kadyrov, Irak, Darfur, Sudán del Sur, Filipinas, Libia, Birmania, Pakistán.
También puede considerarse este fenómeno, aunque en menor escala, en los barrios controlados por el narcotráfico o las "zonas liberadas" en distintos países del mundo.