Es el segundo tratado vigente más antiguo[cita requerida] debido a Gibraltar, plaza militar de la Corona británica.Como Luis XIV había previsto, Felipe V no estaba dispuesto a abandonar voluntariamente el trono de España.Así se lo comunicó su embajador, Michel-Jean Amelot, que había intentando convencer al rey de que se conformase con obtener algunos territorios y evitar así la pérdida de la monarquía entera."La conclusión a la que llegó [Luis XIV] era severa para Felipe V: era imposible que la guerra finalizara mientras él siguiera en el trono de España", afirma Joaquim Albareda.[3] Sin embargo, los aliados se negaron a introducir modificaciones en lo estipulado en los preliminares de La Haya, que no contemplaban ninguna compensación por el abandono de trono español por Felipe V y, sobre todo los británicos, volvieron a insistir en que si Felipe V se negaba a renunciar a la Corona española Luis XIV debía colaborar con los aliados para destronarlo.El consejo de Estado de la monarquía francesa presidido por Luis XIV se reunió el 26 de marzo para discutir la situación y, finalmente, el 11 de mayo se decidió que Luis XIV no emprendería ninguna acción militar para destronar a su nieto Felipe V pero sí que aportaría dinero a los aliados —500 000 libras mensuales— para que combatieran contra él.[3] Según Joaquim Albareda, "aquella tanda de negociaciones constituyó una nueva ocasión perdida para alcanzar la paz.Estos contactos se vieron favorecidos por la victoria de los tories en las elecciones del otoño de ese año ya que este partido defendía poner fin a la guerra, frente a la postura belicista del derrotado partido whig.Además de con este gesto, Carlos VI quiso dejar claro que no renunciaba al trono de España y mandó acuñar una medalla conmemorativa con la leyenda Carolus Hispaniarum, Hungariae, et Bohemiae Rex, Arxidux Astriae, electis in Regem Romanorum.Pocos días después volvía Gaulthier con el acuerdo de los británicos.El resultado de la negociación se tradujo en tres documentos que prefiguraban los acuerdos posteriores de Utrecht y concretaban los beneficios obtenidos por el Reino Unido.[8] La reacción de Carlos VI no se hizo esperar y su embajador en Londres hizo llegar a la reina Ana un memorial en el que manifestaba su sorpresa por el acuerdo alcanzado con Francia negociado a sus espaldas.En el mismo mostraba su estupefacción por la renuncia al objetivo de la Gran Alianza cediendo España y las Indias a Felipe V[9]:En cuanto a los Países Bajos, Luis XIV cedió la "Barrière" de plazas fuertes fronterizas en los Países Bajos españoles que aseguraran su defensa frente a un eventual ataque francés (Furnes, Fort Knocke, Ypres, Menen, Tournai, Mons, Charleroi, Namur y Gante), aunque en menor número que el acordado en los preliminares de La Haya de 1709.Con estas dos concesiones se rompía por primera vez el monopolio comercial que había mantenido la Monarquía Hispánica para sus vasallos castellanos durante los dos siglos anteriores —los términos en que debía operar el navío de permiso fueron concretados en un sentido aún más favorable para los intereses británicos en el tratado comercial que se firmó en 1716—.Según el cronista austracista exiliado en Viena Francesc Castellví, Carlos VI actuó así porque[21]Por su parte, The Deplorable History of the Catalans, tras narrar lo sucedido durante la guerra, elogiaba el heroísmo de los catalanes: «ahora el mundo ya cuenta con un nuevo ejemplo de la influencia que puede ejercer la libertad en mentes generosas».Aun cuando rebeldes, son vuestros súbditos y debéis tratarlos como un padre, corrigiéndolos pero sin perderlos».[32] Tanto el nuevo rey Jorge I como el nuevo gobierno whig, salido de las elecciones celebradas a principios de 1715, eran contrarios a los acuerdos que el gobierno anterior tory había alcanzado con Luis XIV y que habían constituido la base de la Paz de Utrecht, pero acabaron por aceptarlos porque las ventajas que Gran Bretaña había obtenido eran evidentes, lo que supuso que el viraje británico sobre el «caso de los catalanes» finalmente no se produjera.[33] El gobierno whig no hizo nada para ayudar a Mallorca, que aún no había caído en manos borbónicas, y el 2 de julio de 1715 Mallorca capituló.