Cristiano de Orange convocó dos sínodos, en 441 y 529, (este último para combatir la herejía del pelagianismo).
En el siglo XII, Orange se elevó a principado menor, como feudo del Sacro Imperio Romano Germánico.
René, dejó toda su fortuna en herencia a su joven pariente, entre cuyos dominios se encontraba el Principado de Orange.
Las Provincias Unidas, sobrevivieron para convertirse en los Países Bajos, que aún están gobernados por la Casa de Orange-Nassau.
Como enclave independiente en Francia, el Principado de Orange se convirtió en un destino atractivo para los protestantes y hugonotes.
Juan Guillermo Friso de Orange-Nassau, el otro reclamante del principado, no cedió el territorio en 1713.
Solo en 1732, con el Tratado de Igualdad, su sucesor Guillermo IV renunció a todas sus reclamaciones sobre el territorio, pero no al título (como Federico I).
Además de la capital incluía Condorcet, Courthézon, Gigondas, Jonquières, Montbrison-sur-Lez, Montréal-les-Sources, Suze-la-Rousse, Suzette, Tulette y Violès.
Hasta 1340, era habitual que todos los hijos del Príncipe de Orange heredasen este título.