También se encontraron allí restos muy superficiales de cerámica ibérica con decoración geométrica y floral (Aranegui Gascó, C. Els romans en terres valencianes, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim - IVEI, 1996).Por otro lado la presencia de cerámicas romanas caracterizadas por un pigmento negro brillante (cerámica campaniense de tipo A y B, algunas datadas del siglo II a. C.) podría confirmar que la ciudad perduró hasta la época tardorrepublicana e incluso bastante más allá, según diversas fuentes históricas.cuando avanzó desde Sagunto hasta Cartagena durante la segunda guerra púnica de Roma contra Cartago.En el año 212 a. C. Publio Cornelio Escipión el Africano conquistó Sagunto a los cartagineses durante la segunda guerra púnica y posteriormente, en año 209, se dirigió hacia Cartagena la cual conquistó también en la decisiva batalla de Baecula.Había dejado en Sucro (un oppidum íbero situado en los meandros finales del río Júcar): un campamento que fue el origen de la futura ciudad romana de Sucro la cual quedó localizada justo en el punto intermedio del recorrido que Publio Cornelio Escipión hizo desde Tarraco (Tarragona) hasta Cartago Nova (Cartagena).Tras engañar de esta manera a los amotinados y lograr atraerles hasta Cartago Nova, sus cabecillas fueron obsequiados con una opípara cena con abundante bebida y cuando ya estaban en estado de embriaguez fueron apresados e inmediatamente encarcelados con grilletes en las piernas.Estos observaron con sorpresa, y al contrario de lo esperado, que Escipión aparentaba excelente salud.Mientras los sediciosos oían el larguísimo discurso de Publio Cornelio Escipión fueron progresivamente rodeados por las tropas leales.Tras finalizar el discurso los soldados leales golpearon sus espadas contra sus escudos de metal, alarmando enormemente a los amotinados, totalmente desarmados.Ello evidencia que los íberos contestanos de Sucro participaron en la segunda guerra púnica apoyando tanto a los ejércitos romanos (con Escipión) como en los cartagineses (con Aníbal y Asdrúbal) pero no se les puede considerar mercenarios pues durante la guerra entre Cartago y Roma la neutralidad en Hispania era, de facto, totalmente imposible.Él es el más antiguo senador hispanorromano conocido.Su padre le habría traspasado su nombre y su fortuna, necesariamente grande para haber podido llegar a ser tribuno.Quinto Sertorio había localizado en Sucro sus tropas para impedir desde esa estratégica situación (vado de la vía Augusta sobre el Júcar) que se unieran los dos ejércitos senatoriales: el del veterano y viejo procónsul Quinto Cecilio Metelo Pio (que estaba asentado en la actual Andalucía) y el del joven Pompeyo que estaba localizado en la actual Cataluña (tras haber atravesado los Pirineos y haber conseguido que las ciudades y tribus del norte del Iber, el Ebro, se pasaran a su bando abandonando al rebelde Sertorio).Dos generales sertorianos, Perpenna y Herenio, se desplazaron hacia el norte y se enfrentaron a Pompeyo en la batalla del Turia, junto a la ciudad de Valencia, mientras Sertorio seguía esperando en Sucro la llegada de Metelo.La batalla la ganaron los pompeyanos y Valencia quedó arrasada hasta su posterior refundación en época de Augusto.Frente a Sertorio se desplegaba el ala izquierda senatorial mandada por Lucio Afranio.Pompeyo también prefirió el ala derecha, la cual solía ser la favorita en los ejércitos de la antigüedad y se situó así frente a Perpenna.Sertorio le dio dinero a quien la encontró para que callase sobre ello y dijo a su tropa que los dioses le habían prometido ayuda y tras ello mostró la cierva como señal de buen augurio.En su obra Tratado sobre los beneficios refiere que Julio César (100-44 a. C.) se produjo un esguince de tobillo cerca de Sucro, justo cuando se dirigía desde Tarraco (Tarragona) a la Bética durante su viaje hacia Obulco (Porcuna, Jaén) durante su confrontación con Pompeyo.Tras recordar la anécdota se le concedieron al veterano soldado los campos en los que un camino vecinal había ocasionado el pleito planteado ante César.. Plinio el Viejo, en la segunda mitad del siglo I d. C., habla de Sucro como una ciudad que existía antiguamente (Historia natural 3, 20), por lo que ya en esa época debía de haber desaparecido, pero el río y la antigua ciudad mantuvieron su condición limítrofe en la época imperial romana.Con las invasiones bárbaras desaparece cualquier referencia a la ciudad de Sucro, la cual quedó durante siglos a merced del soterramiento producido por los aluviones del entonces río homónimo, hoy denominado Júcar, los cuales fueron ocultando progresivamente los restos romanos.[1] Esa disyuntiva entre la localización en Sueca o Cullera (defendida por Modesto Lafuente) frente a la localización en Alcira (defendida por Vicente Boix), quedó resuelta cuando, a finales del pasado siglo XX, los nuevos descubrimientos arqueológicos y también la revisión del miliario de la Vía Augusta, determinaron que la localización más probable está en el punto medio entre ambas ciudades (Sueca y Alcira) es decir en la pequeña villa de Albalat, la cual equidista de ambas urbes.El geógrafo Estrabon de Amasi, en tiempos de Tiberio, en su obra Geografía (más concretamente en su Tratado sobre España Antigua) y en referencia a su descripción del litoral valenciano, señaló que «el litoral, desde Cartagena al río Ebro, tiene en medio al río Sucro, su desembocadura y la ciudad del mismo nombre ("Haec vero pars marítima hinc usque ad Iberum in medio quodammodo intervallo Sucronem habet fluvium et ejes excursum et ejusdem nominis urbem")».Albalat se ha librado siempre de los desbordamientos del río Júcar (llamado «el destructor», por los árabes) por estar asentada sobre una elevación natural (alteret, altozano o alcudia).Como la milia passuum es igual a 1480 m, el total recorrido de la Vía Augusta son 2726,5 km (1841 millas x 1481 metros).En marzo de 1961 se encontraron casualmente unos restos arqueológicos al abrir unas zanjas para el alcantarillado.Fletcher Valls, Tarradell Miquel y Pla Ballester efectuaron una visita de inspección sobre los restos aparecidos (especialmente en la calle Peris Mencheta, calle situada justo sobre la Vía Augusta y de camino hacia el vado del Júcar).Schulten, (en Fontes Hispaniae Antiquae, Barcelona, 1937 [2] ): página 210 "Así se dió la batalla cerca de la ciudad de Sucro (así Apiano, los demás indican el río Suero), que se debe buscar en Albalat, en donde la vía romana pasaba el río Sucro.(Albalat de la Ribera); 5) Saiti-Xátiva" Pla estratègic de Sueca 2003-2005 (2005, página 17) "Mentre que la Vía Augusta travessaba el Xúquer, probablement a l'altura d'Albalat, en direcció a Xàtiva " Geomorfologia litoral i quaternari: Homenatge al professor Vicenç M. Rosselló i Verger (Joan F. Mateu Bellés · 2006, página 413) "Los diques aluviales en Albalat (¿Sucro?)Aquest sembla l’assentament amb unes característiques més idònies per a l’emplaçament de la posta i potser també del campament (Borredá, a Aranegui, 1996: 33)….Inicialment Llobregat (1980: 69, 117) assenyala un traçat en època republicana que devia travessar el Xúquer per Albalat, on situa la mansio de Sucro al mateix lloc que l’antic campament republicà.." basades en les dades de què disposem, podem deduir que en època altimperial la zona estudiada es trobava ocupada de manera homogènia per un poblament rural disseminat, on potser només l’Alter de la Vintivuitena (Albalat) podria considerar-se una entitat poblacional major per la seua extensió.... Històricament el punt per on el camí devia travessar el riu és, sens dubte, Albalat: el nom ho indica i l’existència de l’important assentament de l’Alter de la Vintivuitena, amb nivells d’ocupació del Ferro Antic amb importacions fenícies, d’època ibèrica, ibero-romana i imperial, assenyalen la importància del lloc en relació amb el riu (Mata, 2001)."(Montalbán Carmona, J. A., “La ciutat romana de Sucro i la seua errònia relació amb Sueca”.
Los íberos vestían indumentaria roja y blanca y portaban una
falcata
como arma.
Iberia, con las provincias romanas en tiempo de Sertorio
Diana, la pequeña corza blanca que acompañó a Sertorio en sus últimos años, se convirtió en el símbolo de la buena fortuna de su dueño, quien afirmaba contar con el favor de la diosa
del mismo nombre
.