Neutrófilo

Se caracterizan por presentar un núcleo con cromatina compacta segmentada multilobulado —de 2 a 5 lóbulos conectados por delgados puentes—.

[1]​ En neutrófilos inmaduros el núcleo se presenta sin segmentar, como una banda fuertemente teñida.

Su citoplasma contiene abundantes gránulos finos color púrpura, (con el colorante Giemsa) que contienen abundantes enzimas líticas, así como una sustancia antibacteriana llamada fagocitina, todo esto necesario para la lucha contra los gérmenes extraños.

Los neutrófilos interaccionan con agentes quimiotácticos para migrar a sitios invadidos por microorganismos, en un proceso denominado extravasación (diapédesis).

En estas condiciones hemodinámicas, los leucocitos se redistribuyen en posición periférica, un fenómeno denominado marginación.

Finalmente, los leucocitos se adhieren firmemente al endotelio, antes de iniciar la migración.

Es el fenómeno denominado diapédesis o extravasación, y ocurre fundamentalmente en las vénulas poscapilares.

Las quimioquinas liberadas por los macrófagos y los mastocitos tisulares en respuesta a la presencia de microorganismos, cuerpos extraños o daño tisular, actúan sobre los PMN adheridos al endotelio, estimulando su migración a través de los espacios interendoteliales hacia el sitio dañado o infectado.

Después de atravesar el endotelio, los PMN deben romper la lámina basal, probablemente segregando colagenasas, y entrar en el tejido extravascular.

Las sustancias que generan dicho gradiente pueden ser exógenas (por ejemplo, toxinas bacterianas) o endógenas, entre las que se encuentran diferentes mediadores químicos: Todos estos agentes se unen a receptores transmembrana acoplados a proteína G en la superficie de los leucocitos.

Los TLR están presentes en la superficie celular, pero también en los endosomas, de manera que pueden detectar microbios extracelulares y fagocitados.

Estos receptores activan kinasas que estimulan la producción de sustancias microbicidas.

La unión de las opsoninas a sus receptores en los fagocitos promueven la fagocitosis y activan los leucocitos.

La respuesta funcional más importante es la fagocitosis y la destrucción intracelular del agente dañino.

Si bien ciertos estudios sugieren su posible participación en la angiogénesis y la metástasis, otros los consideran elementos indispensables en la batalla contra los tumores sólidos, como en la controvertida teoría desarrollada por el equipo multidisciplinar que dirige el físico e investigador Antonio Brú.

Un neutrofilo migra desde un vaso sanguíneo a la matriz segregando enzimas proteoltícas disolviendo conexiones intercelulares (lo que mejora su movilidad) y envuelve bacterias mediante fagocitosis.