Los reyes malditos

Los seis primeros volúmenes han sido objeto de una nueva edición corregida, entre 1965 y 1966.

Esta serie de siete libros cuenta cómo se extinguió la Dinastía Capeto.

Los poderosos señores que ejercen el poder, ya sean reyes, duques, condes, barones, papas u obispos, suelen ser retratados como egocéntricos, ávidos de honores y dinero, incluso crueles.

Lucharon por títulos prestigiosos (par de Francia) y feudos (Artois, Navarra).

Los señores de la época viven fastuosamente, malgastando sus ingresos y contrayendo grandes deudas con burgueses, como el banquero lombardo Tolomei.

[Nota 1]​ Estos últimos se aprovechaban de ellos para venderles mercancías caras y utilizaban sus confidencias para realizar lucrativos negocios de especulación (véase La reina estrangulada, cap.

[1]​ Cuando impartía justicia en sus feudos, se complacía en provocar el desenredo de las turbiedades humanas y juzgaba con cómplice indulgencia a los malhechores.

[2]​ En el entramado de ambiciones individuales, destacan las personalidades con sentido del interés público.

Antes de su muerte, Felipe el Hermoso se encontró con un campesino que le agradecía haber tomado las medidas que condujeron a su emancipación (véase El Rey de hierro, cap.

Cuando la persecución que Felipe, por motivaciones propias, emprende contra los caballeros templarios acaba con la muerte del gran maestre Jacques de Molay en la hoguera, Molay maldice a sus acusadores: al papa Clemente V, Nogaret y el propio Felipe, hasta la decimotercera generación.

Juana, inocente ella misma de adulterio, pero cómplice en el escándalo, es presa indefinidamente.

Pero su esposa Margarita de Borgoña está encerrada en el Castillo Gaillard por adúltera.

Ella lo rechaza, y el plan de Luis para asegurarse una anulación y poder casarse con la bella Clemencia se ve obstaculizado además por el fracaso del cónclave papal para elegir un nuevo papa.

Pero no lo tendrá fácil, con la intrigante Margarita deseando ser reina de Francia.

Desesperada por obtener su libertad, Margarita reconsidera su decisión, pero su "confesión" nunca le llega a Roberto.

Aunque fracasan sus esfuerzos iniciales para destruir a Marigny, Valois consigue reunir —con la ayuda del banquero lombardo Tolomei— un conjunto de cargos criminales que llevan a la ejecución de Marigny.

La condesa Matilde reconoce al niño Juan como único obstáculo entre Felipe -casado con su hija Juana- y el trono de Francia.

Sin prueba directa de su culpa, e inseguros sobre la implicación de Felipe, los Bouville se ven obligados a guardar su secreto o posiblemente a ser implicados ellos mismos.

Isabel vuelve a Francia, con el pretexto de negociar el tratado de Aquitania con su hermano, y se une a Mortimer como su amante y co-conspirador.

Doce años después, Giannino Baglioni es llamado a Roma por el autoproclamado tribuno Cola de Rienzi, quien revela al banquero sienés que Giannino es en realidad Juan I, rey de Francia por derecho.

El séptimo tomo está escrito en primera persona a diferencia de los seis anteriores.

Juan crea discordia entre sus señores mediante el favor desproporcionado que otorga al bello Carlos de la Cerda, cuyo posterior asesinato provoca un amargo enfrentamiento entre Juan y su traicionero yerno, Carlos, rey de Navarra, apodado "el Malo".

[3]​[5]​[4]​[6]​[7]​ Lichfield señaló: En su juventud, Druon había coescrito la letra francesa del El canto de los partisanos (1943), un popular himno de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial.

[11]​ Massie añade: En 2013, Stefan Raets sugirió que El rey de hierro fuera considerada una novela histórica grimdark.

[15]​ El académico Maurice Druon consiguió un gran éxito con esta novela, cuya adaptación televisiva recuerdan muchas generaciones de televidentes.