Después de 1310 comenzó a frecuentar la corte de Francia junto a su hermano mayor Gualterio d'Aunay, que estaba al servicio del conde de Potiers, segundo hijo del Rey Felipe IV, el Hermoso.
También las princesas fueron apresadas, además de Juana de Borgoña esposa del segundo hijo del rey, Felipe, por encubrir estos amoríos.
Después de ser interrogados y torturados, Felipe y su hermano admitieron su culpabilidad,[3] así como también las princesas que fueron encarceladas.
Los hermanos fueron enjuiciados y sentenciados a morir públicamente.
[2] Sus genitales, instrumento del crimen cometido, fueron dados a comer a los perros.