Podemos decir, primero que todo, que la lectura comienza cuando se da un estímulo sensitivo externo a través de uno solo o una conjunción de los sentidos, es decir, cuando por ejemplo se fija la mirada en un texto escrito.En tal caso, los ojos, que son dos órganos sensoriales capaces de percibir la luz en el entorno del individuo, envían tal percepción en forma de señales a través de los nervios ópticos hasta el cerebro, donde se entrecruzan en el quiasma óptico y llegan al lóbulo occipital que interpreta esas señales y “decide” que se trata de símbolos a los que luego el cerebro decodifica, les da identificación y les asigna significado.Si bien la lectura parece ocurrir mayormente en la región de cerebro llamada lóbulo temporal (la principal zona del cerebro relacionada con el lenguaje), también tiene gran actividad en ella la corteza visual ubicada en el lóbulo occipital, que trabaja no solo para procesar información visual sino para recrear imágenes mentales; así como otras muchas regiones varias del cerebro esparcidas por toda la neocorteza cerebral, característica que la lectura comparte con otras funciones intelectuales superiores como la habilidad matemática y la conciencia y que es un signo de su complejidad neurológica.Esto es un promedio y no toma en cuenta aspectos como la comprensión lectora o el releer las palabras.El primer científico en identificar las bases neuroanatómicas de la lectura y de los padecimientos que la afectan (alexia y dislexia) fue el francés Joseph Dejerine, quien escribió lo siguiente luego de realizar exámenes post mortem a varios pacientes diagnosticados con dislexia: «Siempre hay una lesión muy atrás en la región temporal posterior del hemisferio izquierdo, donde entran en contigüidad los lóbulos occipital y parietal».Experimentos con escrituras diferentes han demostrado que no solo los movimientos oculares se acostumbran a la dirección de leer sino todo el sistema percepcional.Braille es una escritura táctil usada por personas ciegas, es decir se lee con las manos en lugar de los ojos.En general el lector no convierte notas en habla pero sí en movimientos del cuerpo.Aunque en general son leídas de izquierda a derecha, hay muchos casos especiales, por ejemplo si la fórmula contiene fracciones o matrices.El lector lee en su tiempo individual desde principio a fin, sin repeticiones u omisiones de la lectura.Al leer un texto puntual el lector solamente lee los pasajes que le interesan.Esta modalidad se basaba en leer obras por completo, hasta que quedaran grabadas en la memoria.Durante la Primera Guerra Mundial muchos pilotos perdían segundos vitales durante combate al tratar de distinguir si el avión que se aproximaba era del bando propio o del enemigo.Las técnicas modernas de lectura veloz se enfocan en la «captación dinámica», es decir, pretenden llegar a una lectura mental directa que permita ahorrar el tiempo de los pasos 2 y 3 (vocalización y audición) del proceso lector descrito arriba, ya que no se puede hablar o escuchar más de 100 palabras por minuto.La técnica conocida como speed reading («lectura veloz») combina muchos aspectos diferentes para leer más rápido.En general es similar a la lectura diagonal pero incluye otros factores como concentración y ejercicios para los ojos.No es necesario pagar seminarios para saber que concentración e iluminación buena son imprescindibles para leer rápido.Muchos han desarrollado la capacidad de lectura veloz por sus propios medios, y coinciden en que la única clave es la concentración.Después de leer una página así «activa» el contenido del texto cerrando los ojos y dando rienda suelta a los pensamientos.El libro de la época actual sigue este mismo principio, pero la nueva presentación permite consultar su contenido en una manera menos lineal, es decir, acceder directamente a cierto pasaje del texto.Entre los obreros, la novela por entregas continuó leyéndose en voz alta hasta la Primera Guerra Mundial.Este método, cuya aplicación debe ser lo más temprana posible, comprende una enseñanza explícita de este principio, con especial atención a las relaciones más problemáticas y yendo de las vocales a las consonantes.Además, la atención plena es necesaria para que el cerebro pueda procesar correctamente la información.Percepción y memorización: La comprensión lectora implica no solo entender lo que se lee, sino también poder retenerlo en la memoria.Para facilitar este proceso, es útil visualizar internamente lo que se está leyendo, creando imágenes mentales o asociando conceptos abstractos con experiencias concretas.Esto significa poder generalizar ideas complejas y encontrar patrones o relaciones entre distintos elementos.Esta habilidad es especialmente útil en disciplinas como las matemáticas, donde el razonamiento abstracto es esencial para resolver problemas.Asociación: Relacionar nuevas ideas con conocimientos previos o experiencias personales facilita la memorización.Uso: Aplicar lo aprendido en diferentes contextos o situaciones refuerza la retención y comprensión del contenido.La lectura estimula la actividad cerebral, fortalece las conexiones neuronales y aumenta la reserva cognitiva del cerebro, un factor que protege de enfermedades neurodegenerativas.