[1] Los seres humanos cuentan, tradicionalmente, con cinco sentidos,[4] además de otros adicionales: Los sentidos restantes se pueden considerar tipos de tacto o sensación física del cuerpo (somatosensación): La modalidad sensorial se refiere a la forma en que se codifica la información, que es similar a la idea de transducción.
Los estímulos del entorno activan células receptoras especializadas en el sistema nervioso periférico.
Durante la transducción, los receptores convierten el estímulo físico en potencial de acción y lo transmiten al sistema nervioso central para su procesamiento.
Los receptores se pueden clasificar estructuralmente según el tipo de célula y su posición en relación con los estímulos que perciben.
También se encuentran en la dermis de la piel corpúsculos laminares, neuronas con terminaciones nerviosas encapsuladas que responden a la presión y al tacto (2).
Por ejemplo, una molécula de un alimento puede servir como ligando para los receptores del gusto.
Otras proteínas transmembrana, que no se denominan exactamente receptores, son sensibles a cambios mecánicos o térmicos.
Para los humanos, la única energía electromagnética que perciben nuestros ojos es la luz visible.
[1] Las células receptoras se pueden clasificar además según el tipo de estímulos que transducen.
[13] El umbral absoluto se mide mediante un método llamado detección de señal.
[13] Platón menciona, en su diálogo Fedón, que la vista y el oído son superiores al resto de los sentidos.