La retirada

[1]​[2]​ Con ello, tanto la guerra civil como la Segunda República española, legalmente establecida en 1931, se acercaban a su fin.

[7]​ En un primer momento, esta apertura sólo se concedió a los civiles mujeres, niños, ancianos y heridos.

Unos días antes, el poeta Antonio Machado, había cruzado la frontera para refugiarse en Colliure junto con su madre, Ana Ruiz, su hermano José, su cuñada Matea Monedero y el escritor Corpus Barga.

[7]​ Los últimos contingentes en cruzar la frontera, incluida la columna Durruti que estaba encerrada en Mont-Louis,[13]​ llegaron también de manera ordenada.

[9]​ Para controlar la situación, principal preocupación del gobierno francés, se tomaron medidas legislativas que fueron aplicadas a gran escala y por primera vez, como el decreto del 12 de noviembre de 1938 que preveía el internamiento administrativo de los extranjeros "indeseables" determinando que estos serían dirigidos a "centros especiales" con vigilancia permanente.

Una vez recluidos los exiliados en los campos, estos pasaron a convertirse en puntos de referencia para la gestión del "problema español".

Estas acciones trataron de controlarse mediante las instrucciones dadas a la policía por el ministro del Interior, de vigilancia y control no sólo a los refugiados sino también los franceses que pudieran mantener relaciones con ellos al considerar que agrupaciones extremistas buscaban establecer relaciones con los republicanos.

Las primeras construcciones en estos campos fueron realizadas por los propios refugiados siendo muy rudimentarias, hechas de madera, lonas o cualquier material que les pudiese proteger.

[3]​ Los prisioneros franquistas, que habían cruzado la frontera el día 8, fueron internados por separado, en Amélie-les-Bains y en el estadio del Elna.

Si bien, no existe unanimidad y el número de fallecidos sigue siendo uno de los puntos más oscuros del exilio, se considera que pudo llegar hasta catorce mil seiscientos setenta y dos.

En marzo, doscientos sesenta y cuatro mil españoles se hacinaban en los campos del Rosellón, cuando la población del departamento no llegaba a doscientos cuarenta mil habitantes.

Por ejemplo, la embajada española poseía propiedades que utilizaba para alojar a refugiados desde el comienzo de la guerra civil.

Una vez desembarcados, estos refugiados eran transportados a diversos centros de acogida repartidos por toda Francia.

Estos civiles representaban un contingente de aproximadamente ciento treinta mil personas.

Allí donde se habían preparado plazas, el número de refugiados acogidos era mucho mayor.

En todas partes faltaba ropa de cama, calefacción e instalaciones sanitarias.

[23]​ Varias enfermedades epidémicas afectaban a los exiliados, especialmente difteria, tifus, sarampión, paperas y tos ferina.

Para posibilitar los reencuentros, o al menos el intercambio de noticias, muchos periódicos ofrecieron sus servicios.

[14]​[16]​ En cada departamento se identificaron espacios considerados habitables tanto públicos (cárceles, cuarteles..) como privados (almacenes, cobertizos, casas deshabitadas o antiguas fábricas que fueron requisados por las autoridades de las prefecturas) para alojar a estos refugiado.

La ciudad de Toulouse se convirtió en la capital del exilio republicano español.

Tras la guerra española, el miliciano y escritor Juan López Carvajal, militante de la CNT que se unió a la columna Ascaso con su amiga Pepita Laguarda Batet, se exilió en Lyon.

Por primera vez, un presidente del Gobierno español en ejercicio, Pedro Sánchez, acudió a Montauban para presentar sus respetos ante la tumba del último presidente de la Segunda República española, Manuel Azaña.

Llegada de los primeros refugiados, vista general de la playa.
Llegada de una columna de refugiados republicanos al campo de concentración de d'Argelès-sur-Mer.
Viviendas improvisadas en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer.
Homenaje en Col-des-Balistres. Noviembre de 2005.