L'Oiseau blanc

Según diversas investigaciones el avión se habría estrellado en el Océano Atlántico al encontrarse con una fuerte turbonada o con un importante banco de niebla.

Ello motivó al empresario Raymond Orteig a ofrecer un premio de 25 000 dólares al primer aviador que realizara un vuelo transatlántico sin escalas entre Nueva York y París en un plazo de cinco años.

Un mes después los aviadores británicos Alcock y Brown realizaron el primer vuelo transatlántico sin escalas al volar desde Terranova, en Canadá, hasta Clifden, en Irlanda,[3]​ aunque no fue suficiente para ganar el premio.

[1]​ En 1925 el francés François Coli se convirtió en el primer aviador en inscribirse en el concurso,[4]​ pero otros participantes como el famoso piloto de caza René Fonck se inscribieron al poco tiempo aprovechando los avances tecnológicos realizados durante los años 1920.

[4]​ Nungesser estudiaba la posibilidad del vuelo transatlántico París-Nueva York desde 1925, pero necesitaba un navegador experimentado como Coli.

[5]​[6]​ La fuerte personalidad de los aviadores y su gran carisma les valió la atención de los medios y atrajo una gran publicidad en relación con el vuelo a ambos lados del Atlántico, donde los preparativos para el viaje eran seguidos día a día por los periódicos.

Se realizaron varias pruebas en el motor para comprobar si soportaría la totalidad del largo vuelo que le esperaba, una de las cuales le hizo funcionar durante 40 horas seguidas en la fábrica de Levasseur para comprobar su fiabilidad.

[7]​ Sin embargo, las condiciones eran en general favorables y ambos aviadores decidieron iniciar su histórico vuelo la mañana del día siguiente.

Según su testimonio, Nungesser y Coli sobrevolaron todas las ciudades francesas previstas sin ningún inconveniente hasta llegar a Étretat, la última ciudad francesa del viaje, en donde los escoltas dieron la vuelta y el Oiseau blanc siguió su rumbo en solitario hacia Gran Bretaña.

Durante la noche las autoridades estadounidenses desmintieron la información y anunciaron que los pilotos nunca llegaron a Nueva York.

Los 3800 litros de combustible en el Oiseau blanc le permitían 40 horas de autonomía,[11]​ pero al terminar ese plazo la inquietud se estableció a ambos lados del Atlántico y el avión y su tripulación se declararon desaparecidos.

Las autoridades francesas decidieron abandonar la búsqueda en la Mancha durante la noche del 12 de mayo debido a la aparición de varios testimonios en Gran Bretaña e Irlanda que confirmarían que el avión habría atravesado el canal.

[5]​ Durante los siguientes 50 años la hipótesis más aceptada fue que el Oiseau blanc se vio atrapado en una tormenta o se perdió en la niebla para luego estrellarse en el océano, llevándose consigo a Nungesser y a Coli.

Se le asignó el caso a Clément Pascal Meunier, ingeniero general de la aviación civil, el cual compiló y analizó durante tres años el conjunto de evidencias y testimonios recogidos desde 1927 para intentar reconstruir el recorrido del Oiseau blanc.

[17]​ Según Meunier los aviadores tendrían que haberse desviado en plena noche hacia el norte para evitar los fuertes vientos y posibles nevadas.

Meunier estimó con estos datos que probablemente el avión consiguió llegar a Terranova, pero que el retraso dejó al avión sin combustible, forzándolos a aterrizar en algún lugar desconocido, aunque no tenía pruebas suficientes para afirmarlo con seguridad.

François Coli y Charles Nungesser (en este orden) posando para la prensa antes del vuelo.
El Oiseau blanc durante las pruebas, en abril de 1927.
Motor Lorraine 12 Eb , ejemplar exhibido en el museo de la hidroaviación de Biscarrosse .
Plan de vuelo concebido por Coli para el 8 de mayo de 1927.
Estatua conmemorativa de Coli, Nungesser y Lindbergh en la entrada del aeropuerto de París-Le Bourget .
Reconstrucción del vuelo del Oiseau blanc según el informe Meunier.
Relieve de los aviadores franceses Charles Nungesser (a la izquierda) y François Coli . Museo de Nungesser-et-Coli, Étretat , Francia .
Placa conmemorativa de los dos aviadores en Étretat .