También fue la primera marca británica que conquistó fama internacional, tanto en la vertiente comercial como en la competición.
Gran parte del éxito ha de atribuirse a Selwyn Francis Edge, quien a su pericia como piloto aunó un gran talento publicitario, por lo que se ocupó del sector de ventas y promoción de la marca entre 1900 y 1912.
En 1900 se comenzó la producción de automóviles y viendo la promoción que podría conseguirse con las carreras, Edge se inscribió en el primer Trial Race organizado por el Automobile Club of Great Britain,[1] una carrera de 1600 km entre Newbury y Edimburgo.
En 1903 la producción de Napier había alcanzado los 250 ejemplares anuales, y la marca se trasladó a un establecimiento más amplio en Acton, en el noroeste de Londres.
A finales de 1912 las relaciones entre Napier y Edge empeoraron, y este último abandonó la compañía aunque comprometiéndose a no emprender actividades automovilísticas en los siguientes 7 años.
Con la marcha de Rowledge a Rolls Royce en 1921, el interés por el sector del automóvil declinó y el último modelo se fabricó en 1924.