Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers

Para dirigir el proyecto, Le Breton eligió en principio a John Mills, un inglés residente en Francia, y al abate Jean-Paul de Gua de Malves, pero por diferentes razones, abandonaron el proyecto.En 1747 Le Breton encomendó a Diderot y D’Alembert la elaboración editorial de la Encyclopédie.Además, se añaden reenvíos en cada entrada hacia los términos citados o relacionados.[1]​ Esto provocaría que el proyecto fuese sancionado en sus dos primeros volúmenes por considerarlos elementos de sedición.Desde el comienzo de su publicación, se formaron dos bandos claramente definidos en la sociedad francesa.La obra fue puesta por la Iglesia católica en el Índice de libros prohibidos en 1759, cuando se habían publicado los primeros siete volúmenes.En ese mismo año se les retiraron a los impresores los permisos del Estado para seguir publicándola y D'Alembert decidió abandonar el proyecto.[3]​ Las imprentas que realizaron las ediciones de la Encyclopédie se encontraban en París; posteriormente pasaron a Ginebra, Lucca y Leghorn.Debido a su contenido radical para la época, la Enciclopedia causó mucha controversia en los círculos conservadores, y por iniciativa del Parlamento de París, el Gobierno francés suspendió los privilegios de la Enciclopedia en 1759.Durante el denominado periodo "secreto", Diderot llevó a cabo una buena obra de subterfugios en la publicación.Sería así, como anunciaba su Prospecto, «un cuadro general de los esfuerzos del espíritu humano en todos los órdenes y durante los siglos».Lo esencial es ser útil a la colectividad difundiendo un pensamiento crítico, donde la aplicación concreta se impone sobre la teoría, y la actualidad sobre lo eterno.El ateísmo, que comienza oficialmente en esta sociedad, es denunciado, e incluso castigado con la muerte.Los métodos experimentales, aplicados a cuestiones filosóficas, llevan al empirismo, según el cual todo conocimiento deriva directa o indirectamente de la experiencia obtenida a través de los sentidos.Los filósofos se orientan hacia el deísmo que admite la existencia de un dios sin iglesia.El examen científico de las fuentes les permitía poner en cuestión las ideas legadas del pasado.Incluso si la cantidad a veces ha perjudicado a la calidad, hay que subrayar la singularidad de esta aventura colectiva que fue la Encyclopédie: por primera vez, se describen en igualdad con los saberes nobles todos los otros conocimientos: la panadería, la cuchillería, la calderería, la marroquinería.Aun cuando está claro que el «siglo de las luces» hizo grandes aportaciones a la civilización humana, no era gratuito.Voltaire, por ejemplo, fue a menudo muy desdeñoso con el «pequeño pueblo», lo que se materializa en que su defensa de las minorías es la defensa de la minoría burguesa frente a la todopoderosa nobleza.Este universalismo se refleja en varios aspectos: En definitiva, se trataba de luchar contra el «proteccionismo del saber»: la apropiación del conocimiento por parte de una élite o clase privilegiada amparada en diversas prohibiciones y un lenguaje esotérico.Se subdividen en dos partes correspondientes a los etapas de edición dirigidos por LeBreton y Panckoucke respectivamente.En total, son 72 999 artículos, que llegaron a abarcar unos 20 millones de palabras, y 2885 ilustraciones.[9]​[10]​[11]​[12]​[13]​[14]​ La Encyclopédie fue una obra colectiva no solo derivada del trabajo de Diderot y D'Alembert.En ella colaboraron 160 personas de las más variadas ocupaciones, como literatos, científicos, artistas, magistrados, teólogos, nobles y artesanos, que fueron conocidos como les encyclopédistes.
La estructura en la que la enciclopedia organizaba el conocimiento humano. Tenía tres ramas principales: memoria, razón e imaginación.
Imprentas durante el Antiguo Régimen
Ilustración sobre Anatomía en la Encyclopédie. Un ejemplo de la calidad de los grabados de esta enciclopedia.
Frontispicio de la Encyclopédie (1772). Fue dibujado por Charles-Nicolas Cochin y grabado por Bonaventure-Louis Prévost . El tema está cargado de simbolismo: la figura del centro representa la verdad, rodeada por una brillante luz (el símbolo central de la iluminación); dos figuras situadas a la derecha, la razón y la filosofía, están rasgando el velo que cubre la verdad.