Diccionario filosófico

No obstante, el artículo «Ginebra», encargado e inspirado por Voltaire, provocó un gran escándalo en París y en la ciudad helvética: los protestantes rechazaron el texto, que los presentaba como deístas, mientras que en Francia se suspendió la aparición de la Enciclopedia.

Tras un intercambio epistolar entre Diderot y Voltaire, en el que le animaba a exiliarse, este último interrumpió su colaboración.

De todas formas, también pensaba que la Enciclopedia era demasiado voluminosa como para ser un arma realmente eficaz.

[7]​ En diciembre del mismo año, el diccionario fue quemado en Holanda, y más tarde en Berna.

[13]​ El formato de los portátiles (en doceavo, generalmente) presentaba dos ventajas: eran muy manejables y, además, baratos.

Lo explicó claramente en una carta que envió en 1756 a D'Alembert: La obra se presenta bajo la forma de un diccionario, su organización obedece evidentemente a la lógica del orden alfabético, y no exige por tanto una «lectura seguida», tal como señala Voltaire en su prólogo en la edición de 1765 del Diccionario.

Esta tendencia al crecimiento es característica del anciano Voltaire, que se complace en multiplicar referencias eruditas y en pasar cuentas con sus adversarios.

[18]​ Estas adiciones tienden a ofrecer al libro una tono anticristiano más marcado.

[20]​ La edición de 1769 del Diccionario filosófico había sido rebautizada por Voltaire como La Razón por el alfabeto.

Voltaire distribuyó diversos artículos en diferentes apartados de sus Obras, compiladas según una lógica puramente temática en 1775.