Discurso del método

Señala a continuación que las ciencias al haber sido realizadas por múltiples autores, cada uno con su diferente opinión, no son portadoras de un verdadero saber.

[2]​ La cuarta parte es el capítulo central del Discurso del método y en ella Descartes establece la "duda metódica": viendo que el conocimiento recibido a través de los sentidos suele ser erróneo, se dedica a dudar de todo para ver si puede llegar a un conocimiento que se pueda considerar verdadero.

[cita requerida] En este capítulo explica brevemente el contenido del mundo.

Aborda la explicación de la formación del mundo organizándolo todo en torno al problema de la luz: el sol la produce, los cielos la transmiten, la tierra y los planetas la reflejan, y el hombre es su espectador.

Sostiene que el corazón se dilata y se contrae debido al calor que emana y gracias a eso los «espíritus animales» son transportados a los diferentes órganos.

Por último, Descartes prueba la distinción del hombre frente a los animales porque estos carecen de pensamiento o alma racional.

Así, en primer lugar, el progreso de la ciencia reporta múltiples beneficios materiales y morales.

Ya, al final de la obra, afirma que va a consagrarse a la medicina y de nuevo afirma que él no quiere ser importante en el mundo, para poder así dedicarse al estudio sin obstáculos y sin distracciones.

Escrito en francés, el título Discurso del método (Discours de la méthode), por el que es conocido, es la forma abreviada del que constituía el original de la obra, Discours de la méthode pour bien conduire la raison et chercher la vérité dans les sciènces (Discurso del método para guiar bien la razón y buscar la verdad en las ciencias).

[cita requerida] En 1644 se publicó en Ámsterdam la traducción latina del Discurso a cargo de Etienne de Courcelles, titulada Specimina Philosophiae, firmada por Descartes y que no incluía la Geometría, que sería traducida al latín en 1649.

Para llevar a cabo esta reforma el primer pensador moderno creó un método de investigación que reunía las ventajas del análisis geométrico y del álgebra, pero sin sus defectos, gracias al cual hacía fácil lo difícil y descubría lo oculto.

447): Cum cogito, equidem certo idem sum qui semper fui ("Cuando pienso, ciertamente soy el mismo que he sido siempre").

René Descartes , autor del Discurso del método , en su escritorio.