Sobrino nieto del exvicepresidente Marcos Paz, hermano de la madre del general Roca, y sobrino de dos poderosos hacendados: Ataliva y Alejandro Roca.
Los rebeldes cordobeses quedaron solos en la gesta revolucionaria, debiendo rendirse ante el general Lorenzo Wintter.
Todos acataron votar la lista oficialista, salvo, el leal gobernador de Córdoba José Antonio Ortiz y Herrera.
El nuevo presidente conservador Roque Sáenz Peña estaba decidido a encarar una reforma electoral que pusiera las cosas públicas en orden, estimulando la participación cívica de los nuevos sectores sociales en el sistema del poder y dando por tierra el modelo de conducción política del general Julio Argentino Roca vigente desde 1880.
En la elección complementaria del 1 de septiembre, nuevamente se impuso el candidato oficialista: Julio Argentino Pascual Roca.
La reforma introdujo los principios establecidos por la Ley Sáenz Peña en el orden nacional: voto universal, masculino, adulto, secreto y obligatorio.
Entre las figuras políticas que acompañaron la idea frentista estaban: Ramón J. Cárcano, Rafael Núñez, Angel F. Ávalos, Félix Garzón Maceda, Julio Rodríguez de la Torre, Jesús Maidana y el propio Julito Roca entre otros caudillos locales.
Pero la inflexibilidad del Comité Central se impuso ante la fuerza de los hechos políticos.
No obstante, si bien las relaciones entre los radicales de Córdoba y el poder central no fueron las mejores, el éxito de la posición abstencionista radicaba en la creciente unidad y disciplina partidaria mostrada.
Hecho que no alcanzó para recuperar el poder en 1925, cuando el demócrata Ramón J. Cárcano se impuso por estrecho margen al radical personalista Benito Soria.
[cita requerida] Los nuevos distritos electorales se circunscribían a cada departamento, de manera que en ese aspecto no variaba la situación para las elecciones del poder ejecutivo pero sí –y significativamente- del poder legislativo.
Además, las listas de legisladores debían ser votadas en su totalidad y se eliminaban las borratinas.
Esta falta de libertad para armar la propia lista llevó a que ciertos sectores la denominaran “ley candado”.
Tres años después, la situación interna del radicalismo había cambiado fuertemente.
Por otra parte, los demócratas enfrentaban un proceso de escisión que, si bien registró su mayor agudización hacia mediados de la década, continuaba manifestándose entre las alas liberal y conservadora del partido.
Envalentonado por su cuarta victoiria como diputado nacional, Julio Argentino Pascual Roca se transformó en el candidato natural a la gobernación para definir el sucesor de Ramón J. Cárcano.
Conforme avanzaban los meses, se sucedieron los rumores de un golpe institucional en contra del gobierno.
Frente a esa decisión, el ala liberal del antiguo conservadurismo argentino se reunió en una convención nacional para dar origen al Partido Demócrata Nacional, siguiendo el modelo organizativo de los demócratas cordobeses liderados por Julio Argentino Pascual Roca.
Con el apoyo de lo que luego será la Concordancia, el nuevo Partido Demócrata Nacional oficializó la fórmula Agustín P. Justo - Julio Argentino Roca (Hijo); en tanto que una coalición de la Unión Cívica Radical Antipersonalista y el Partido Socialista Independiente sostuvo el binomio Agustín P. Justo - José Nicolás Matienzo.
Numerosos dirigentes demócratas cordobeses ocuparon puestos de relevancia en el orden nacional.
[4] Sin embargo, la frase así citada omite las palabras con lo que puede entenderse que su objetivo solo era resaltar la importancia de la relación entre ambos países y no expresar una subordinación de la Argentina a Gran Bretaña.
[5] Asimismo, frente a las nuevas estrategias económicas internacionales de Gran Bretaña, que abroqueló su comercio exterior priorizando al Imperio Británico, Roca logró introducir un nicho en ese nuevo orden internacional económico y colocar la producción del comercio exterior argentino.