Matías Sánchez Sorondo

Siendo muy joven se convirtió en docente e investigador universitario, ganando prestigio internacional cuando en 1908 el gobierno del Perú lo contrató como asesor para que revisase los aspectos legales de los conflictos limítrofes que el país mantenía con Bolivia.

Proyectó una reforma del Código Rural vigente para su provincia, pero la intervención federal ordenada por el presidente Hipólito Yrigoyen truncó la iniciativa.

En 1918 ganó una banca de diputado nacional como miembro del Partido Conservador bonaerense.

Desde este lugar también se opuso a algunas medidas del presidente Hipólito Yrigoyen (U. C. R.), como la creación de la flota de la marina mercante, cuyo objetivo declarado era afianzar la política agrícola y defender el comercio exterior del país.

Inicialmente se especuló que el diputado integraría la fórmula de la coalición, pero finalmente fueron escogidos para ello Norberto Piñero y Rafael Núñez.

Durante ese periodo se interesó en la cuestión de los recursos naturales, oponiéndose a la política petrolera estatista impulsada por la Unión Cívica Radical.

Allí, frente a un auditorio que lo vitoreaba, dio su primer discurso como ministro, en donde manifestó:

Ciudadanos: Henos aquí ante vosotros, en la plaza histórica y frente a la Pirámide que recuerda el nacimiento de la Nación.

Devolveremos al nuevo Congreso intacto el patrimonio constitucional y legal de la Nación.

Sánchez Sorondo supuso que, en una convocatoria a elecciones, el gobierno sería refrendado por la ciudadanía.

Ello hizo que buena parte de la dirigencia política local se pronunciase a favor de construir un modelo económico, político y sociocultural similar al que habían creado o estaban creando los caudillos del Viejo Continente.

Para ello presentó un proyecto de ley en donde indicaba que era necesario proscribir al Partido Comunista local.

Durante ese periodo mantuvo disputas públicas contra Lisandro de la Torre y Alfredo Lorenzo Palacios.

Publicó tres poemarios y una biografía de Uriburu, en la que le inventa al militar una genealogía espiritual que lo unía a Domingo Faustino Sarmiento, Bartolomé Mitre, José Manuel Estrada y Joaquín V. González.

Sorondo en 1930.