En su extensa producción escrita se cuentan más de 200 obras.Siempre conservaría un afecto profundo por su tierra natal, como también por algunos de sus prohombres: Juan Bautista Alberdi y Nicolás Avellaneda.Como estudiante universitario comenzó a contribuir con artículos y columnas sobre una variedad de temas, lo cual continúo en los años subsiguientes.Más tarde, sirvió como juez en el fuero civil en la ciudad de La Plata hasta 1890.Al principio, Matienzo apoyó al Partido Autonomista Nacional o Gran Partido Nacional (este último fue el nombre más usado en la campaña para las elecciones presidenciales del 11 de abril de 1886), pero se desilusionó con el gobierno del presidente Miguel Juárez Celman, cuya gestión desembocaría en la tremenda crisis económica de 1889 y el pánico de 1890.Ejerció una función crítica dentro del sistema social y político, pero no se comportó como disidente ni practicó el «antisistema».En 1902 denunció el «acuerdo» entre los jefes de partido: Bartolomé Mitre, Julio A.Por su conocimiento y sus propuestas sobre el tema sería reconocido como un constitucionalista de envergadura en la Argentina.Matienzo había predicado antes «la falta de sinceridad con que se entra en la vida pública» y «la creciente mala fe con que se detentan las posiciones oficiales y se utilizan sus resortes», por lo cual no había que temer de su parte una conducta dócil al poder político en calidad de procurador.En 1927, Matienzo aceptó el ofrecimiento del líder socialista Juan B.
Boletín de la
Revolución del Parque
, a cuyos activistas Matienzo daría asesoramiento legal.
El presidente
José Figueroa Alcorta
creó el Departamento Nacional del Trabajo y nombró al frente de ese organismo a José Nicolás Matienzo