Fue el fundador y primer líder del partido Convergencia Democrática de Cataluña (CDC) —posteriormente integrado en la federación Convergència i Unió (CiU)—, formación que consiguió obtener una posición hegemónica en Cataluña tras el final de la dictadura franquista.
Pujol, que practicó el culto a la personalidad,[n. 1] gozó en Cataluña de un importante apoyo electoral y llegó a mantener en la región un liderazgo político indiscutible durante las últimas dos décadas del siglo XX.
Diversos autores han venido en denominar con el nombre de «pujolismo» al movimiento político y social creado en torno a su figura.
[5] El ambiente catalanista que respiró Jordi desde pequeño en la familia le influyó decisivamente.
[9] Dos personas vinculadas a estos movimientos influyeron en su educación católica y catalana: el padre Llumá, director espiritual de la cofradía,[5] y Raimon Galí en CC.[10] En 1948 conoció a Albert Manent, que se convirtió en otro de sus mentores intelectuales.
Allí impulsó la investigación y comercializó productos como el Neobacitrín, una pomada para las irritaciones cutáneas.
[12] El matrimonio Pujol-Ferrusola, de profundas convicciones católicas, ha tenido siete hijos.
No obstante, fue puesto en libertad dos años y medio después, aunque estuvo confinado un tiempo en Gerona.
[16] También fue vicepresidente ejecutivo de Banca Catalana hasta 1976, momento en el que decidió dedicarse profesionalmente a la política.
[25] En este contexto, el presidente del gobierno Adolfo Suárez —por consejo del ministro de la gobernación, Rodolfo Martín Villa— decidió apoyar a la opción política que representaba Pujol en perjuicio de la que ofrecía Tarradellas,[26] por considerarlo más acorde a sus intereses.
Suárez, durante una entrevista con el banquero Manuel Ortínez, llegó a afirmar: «En las próximas elecciones, Pujol sacará mayoría y nosotros le ayudaremos.
Aquello le ofreció un trampolín desde el que saltar a la política catalana.
Durante la campaña electoral Convergència i Unió contó con un importante y decidido apoyo de la patronal,[32] logrando imponerse a otras fuerzas históricas como ERC o el PSUC.
Ello permitió a Pujol formar gobierno, aunque sin contar con la mayoría absoluta.
[34][35] Mediante una política cultural y educativa impulsada desde la Generalidad se consiguió construir una identidad nacionalista entre la población de Cataluña.
[39] Cuando en 1984 la Fiscalía General del Estado presentó una querella criminal contra Pujol por su implicación en el escándalo «Banca Catalana», este no se vio afectado políticamente; muy al contrario, una parte importante de los catalanes reaccionaron considerando que ello constituía realidad un ataque a Cataluña.
5] Esta gestión ha sido frecuentemente defendida por sus partidarios, quienes argumentan que Pujol «ha hecho un gran servicio a Cataluña y al conjunto de España».
[46] CiU se vio obligada a pactar con el PPC,[47] logrando salir elegido Pujol por última vez.
[62] También, en enero de 2013, Pujol afirmó en una entrevista televisiva no tener cuentas en Suiza.
En ese comunicado Pujol lamentaba no haber encontrado nunca el «momento adecuado» para la regularización de esas cantidades y pedía perdón a la opinión pública.
[69] La denuncia recayó en el juzgado 31 de Barcelona, donde la juez titular, Beatriz Balfagón, acordó abrir diligencias y notificar su decisión a la Fiscalía.
En el auto se decía que «la familia Pujol Ferrusola ha aprovechado su posición privilegiada de ascendencia en la vida política/social/económica catalana durante decenios para acumular un patrimonio desmedido, directamente relacionado con percepciones económicas derivadas de actividades corruptas».
[85] Como han señalado algunos autores, sus políticas se habrían centrado más en la homogeneización y «catalanización» de la sociedad catalana.[n.
Pujol mantuvo un liderazgo político indiscutible en Cataluña durante veintitrés años,[76] tiempo durante el cual se creó en torno a su persona un movimiento político y social que ha venido en ser denominado como «pujolismo».
Según Enric Ucelay-Da Cal el éxito de Pujol como figura carismática era una contradicción en sí misma: «menudo, gordo, calvo y mal orador, no encajaba dentro del perfil de líder poderoso.
[95] El histórico dirigente catalanista Josep Tarradellas llegó a calificar la actuación política de Pujol como una «dictadura blanca»,[45] al tiempo que criticaba «la peligrosa deriva rupturista, sectaria y victimista que había tomado [Pujol]».
Lo prologaba Jordi Pujol, amigo personal del monje Andreu Soler el cual ha sido descrito como «depredador sexual y pederasta»[1].