En 1939 se exilió a Francia, Cuba y finalmente se estableció en Ciudad de México, donde estudió en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de 1940 a 1944.
También se dedicó a la arqueología, colaborando con Pere Bosch i Gimpera y publicó el artículo La orientación de los monumentos de Tula.
Como buena parte de los nacionalistas católicos catalanes, estaba influido por Charles Péguy y Antoine de Saint-Exupéry, y como ellos exhortó al voluntarismo, la disciplina y el espíritu de servicio, fomentando el escultismo.
Colaboró esporádicamente en periódicos y revistas, y participó en varias ediciones de la Universidad Catalana de Verano.
En 1983 le fue otorgada el Premio Cruz de San Jorge.