Según sus contemporáneos era de regular estatura, complexión fuerte, ojos azules y cabellos claros.
[5] Joaquín permaneció en Buenos Aires y apoyó a su padre en los negocios, se registró su paso por Tucumán donde vendió un negro bozal [6] (que solamente habla en su lengua y todavía no aprende español) de nombre Juan de 19 años a don Ignacio Corral en 1784.
Sin embargo, las autoridades no conceden los fondos necesarios para la apertura del camino.
Revuelta logra su cometido en octubre de aquel año, el camino esta abierto por lo que las misiones franciscanas quedaban aseguradas, ahora se dedica a explorar la zona.
Realiza un trabajo cartográfico importante y envía sendos informes al ministro Manuel Godoy haciéndole saber del éxito de su empresa [10].
El subdelegado había ganado fama y era estimado por las autoridades del virreinato debido a la hazaña conseguida.
Existían comentarios mal intencionados, se decía que el subdelegado extraía oro ilegalmente durante la apertura del camino y abusaba de la población indígena en su Partido.
En 1797, don Antonio Burgunyó y Juan, intendente de La Paz trató de imponer un nuevo subdelegado recordándole a Revuelta que había concluido el quinto año en el cargo y por tanto debía cederlo.
Se conoce que al menos tenía 200 trabajadores repartidos en sus haciendas entre esclavos y servidumbre indígena.
Hacia 1812, durante las Guerras de independencia hispanoamericanas, Revuelta no tiene posesión alguna registrada a su nombre.
María Josefa fue mencionada aquel año como una dama de buenas costumbres y que no se había mostrado contraria al sistema colonial.
Al atardecer de aquél día mucha gente se reunía en la plaza y los ánimos estaban caldeados.
Muchos otros europeos fueron contactados para unirse todos en aquel pueblo y hacer frente a los revolucionarios.
Las fuerzas revolucionarias al mando de Manuel Victorio García Lanza se organizaron para atacar Irupana y derrotar a los realistas, dirigiéndose el 12 de septiembre rumbo a esa población con 2000 hombres.
Sin embargo, la munición enviada es más grande de la que puede caber en los fusiles realistas.
Se decide fundir la munición y volver a fabricarla consiguiendo mayor cantidad de esta.
Lanza pide una conferencia al obispo fuera del pueblo, el 14 de octubre La Santa sale al encuentro de Lanza pero lo hace tan bien protegido que los revolucionarios no se arriesgan a atacarle.
Los realistas intentan un último ataque al mando de don Francisco Soliz y el mismo Revuelta, esta vez consiguen romper las filas enemigas.
[19] Las tropas realistas, viendo reducido su número, deciden dejar Irupana y concentrarse en el poblado de Suri.
Rápidamente toma contacto con ese ejército que le envía 550 hombres bien armados al mando de Domingo Tristán.
Este ejército logra derrotar definitivamente a Lanza en la batalla de Chicaloma el 11 de noviembre, Revuelta no participó en esta batalla pues se lo envió hacía Cañamina para buscar caballos y refuerzos.
El virrey del Perú, don José Fernando de Abascal, anuncia que todo el Alto Perú queda bajo administración de Lima hasta que las autoridades en Buenos Aires sean restablecidas.
Toda realista que existía en La Paz, conociendo su derrota en Suipacha, decidió dejar la ciudad y marchar hacia el Virreinato del Perú.
El 21 de junio, el capitán revolucionario Esteban Hernández se presenta en Tiquina con 300 hombres y 3 cañones haciendo frente a Revuelta que no duda en atacar, los revolucionarios son derrotados haciendo completa la victoria del ejército realista.
La batalla era encarnizada pero Revuelta ya había experimentado este tipo de combate en Irupana y La Paz, ordenó despejar una de las calles del pueblo para que los revolucionarios ingresaran creyendo que los realistas se retiraban.
Lanza es herido en una pierna y viendo a sus tropas perdidas huye del lugar, los revolucionarios perdieron casi 1000 hombres, los realistas lograron atrapar 150 caballos y 27 prisioneros que fueron fusilados ese mismo día en el pueblo.
Revuelta estaba convencido de haber acabado con la insurrección en la región y volvió a La Paz con sus fuerzas casi intactas.
[22] En 1813 sucede un hecho impensable, Goyeneche renuncia como comandante del ejército y se marcha a España, el virrey Abascal nombra inmediatamente a don Joaquín de la Pezuela como nuevo comandante.
El 24 de septiembre los rebeldes atacan la ciudad, la defensa estaba bien organizada y al principio mantienen sus posiciones.
Varios de los rebeldes cuzqueños se habían alojado en el lugar y resultaron muertos.