Las tropas rebeldes del Cuzco avanzaban con dirección a La Paz y el comandante Revuelta pedía refuerzos para detenerlos en Desaguadero, el gobernador Hoyos evitó enviar tropas y prefirió preparar la ciudad para la defensa.
La ciudad estaba defendida por 300 soldados y 4 cañones, además el gobernador se había encargado de rodearse de experimentados coroneles como Jorge Ballivián, Protasio Armentia, José Guerra Olazo y el mismo Joaquín Revuelta.
Es gracias a esto que la ciudad queda desprotegida en el barrio de Santa Bárbara y los rebeldes logran entrar.
El marqués se refugia en la catedral junto a sus coroneles pero los sublevados los sacan de ahí y Hoyos es herido en la cabeza con un garrote, los rebeldes pretendían asesinarlo ahí mismo pero Muñecas evita este acto y lo lleva apresado a la casa de gobierno.
Esa tarde Gregorio de Hoyos es acuchillado y degollado por la turba enardecida dirigida por Simona Josefa Manzaneda.