Rafael Maroto

Participó en la Guerra de la Independencia Española, durante la que fue herido y hecho prisionero en Zaragoza.Por sus hazañas bélicas en Zaragoza recibió un escudo de distinción que llevaba el lema: Recompensa del valor y patriotismo.Maroto, con el desprecio que muchos de los oficiales recién llegados a América solían mostrar hacia sus oponentes, mandó atacar a sus tropas las fortificaciones del enemigo sin molestarse en enviar avanzadas ni guerrillas.El resultado fue que «los talaveras» (así llamados), acribillados por las descargas, hubieron de retirarse con cuantiosas pérdidas.Al día siguiente Bernardo O’Higgins logró abrirse paso a través de las tropas realistas y retirarse hacia la capital, donde sus oponentes entraron sin resistencia pocos días más tarde.Maroto, que logró escapar merced a la velocidad de su caballo, fue ligeramente herido en la retirada.Tras celebrar una nueva junta militar en Santiago, Maroto, su mujer, y la mayor parte de las tropas se dirigieron a Valparaíso, donde embarcaron para el Perú.Más tarde nacerían Rafael Abdón Ignacio, Víctor, Cándida y Faustino, hijo este último de una criada con la que mantuvo relaciones durante su estancia en Asturias, y al que no reconoció, pero a quien hubo de pasar pensión debido a la denuncia formulada por su madre.Las desavenencias entre ambos se hicieron aún mayores cuando durante la breve invasión del Alto Perú por Andrés de Santa Cruz.Marchó a Madrid donde Negri le dio instrucciones y donde se estaba preparando formalmente el partido carlista.Pasado algún tiempo le informaron en secreto que sería nuevamente preso y trasladado a un calabozo de Ceuta.Cuando al poco tiempo obtuvo la libertad pidió el pasaporte para marchar a Italia, pero se detuvo un tiempo en Niza para recuperar la salud y planear la manera de entrar en España en lugar de dirigirse a Italia.El general Moreno no era un buen estratega y además demostró pronto su antipatía y animadversión hacia Maroto, hecho este que se tradujo en una serie de actos poco afortunados desde el punto de vista militar.Obtuvo considerables ventajas en escaramuzas sostenidas contra las fuerzas británicas que habían desembarcado para apoyar la causa de la reina.El general Maroto siguió defendiendo su emplazamiento alrededor de Bilbao como pudo y pidió artillería y refuerzos que nunca llegaron sino todo lo contrario, pues le separaron dos batallones que fueron enviados a la línea de San Sebastián.El nuevo destino fue en las fuerzas de Cataluña, lo que probablemente fuera consecuencia de sus maniobras contra el teniente general Nazario Eguía, que había sustituido a González Moreno al frente del ejército del Norte.Al llegar al Principado, Maroto se hizo cargo de un ejército que no llegaba a los once mil hombres, y cuya instrucción, si de tal puede hablarse, dejaba mucho que desear.Don Carlos le llamó otra vez para organizar las tropas del ejército y Maroto accedió.Las órdenes de Maroto era que le esperasen en un determinado lugar, con el regimiento en pleno para poderle arengar.Anteriormente habían sido arrestados los generales Juan Antonio Guergué, Francisco García y Pablo Sanz Baeza, más el intendente Úriz.[6]​ Después de los hechos, Maroto escribió a don Carlos una detallada carta con información sobre las conspiraciones y desavenencias en el seno mismo de los carlistas del norte, así como una denuncia sobre la suerte que corrían en aquellos momentos los jefes militares beneméritos a la sazón encerrados en prisiones.Por su parte, Pío Baroja, en su obra Aviraneta o la vida de un conspirador, narra así lo sucedido en Estella:A raíz de estos hechos, Teixeiro redactó un decreto que el pretendiente firmó.Pero fue aclamado y vitoreado con un gran griterío tanto por los soldados como por sus jefes entre los que se encontraba el conde Negri.Pero las negociaciones quedaron rotas por el asunto de los fueros: Maroto había prometido defenderlos y Espartero alegó que eran opuestos a la Constitución.Los jefes presentes en la lectura del manifiesto decidieron nombrar una comisión para acordar con él la negociación.La Torre y Urbiztondo marcharon al frente de la comisión (sin Maroto) y formalizaron con Espartero el convenio, cuyo primer escrito no tenía todavía la firma de Maroto, aunque todo lo que se exponía era en su nombre.Más tarde Espartero enviaría una copia a Maroto con el ruego de que la firmara formalmente.A pesar de haber sido firmado el convenio por tantos altos jefes, los batallones navarros sobre todo, sintieron una cierta repugnancia, desconfianza y descontento, incluso hubo oficiales que intentaron la sublevación.En los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós se hace mención a la figura del general Maroto en varias novelas.
La batalla de Rancagua en donde Maroto participó en la toma de la plaza.
Álbum de las tropas carlistas del norte . Madrid, s/f.
Mujeres huyendo en Guetaria del Sitio de Bilbao .
Recreación artística de los fusilamientos de Estella. Publicada por vez primera a la obra Galería Militar Contemporánea de 1846.
Vindicación del General Maroto y manifiesto razonado de las causas del Convenio de Vergara , de los fusilamientos de Estella y demás sucesos notables que les precedieron justificados con cincuenta documentos, inéditos los más . Madrid, 1846. Primera edición de la Vindicación de Maroto escrita por Antonio Pirala .