Una escuadra naval francesa con base en Brest y dirigida por el contraalmirante Honoré Ganteaume trató de llegar al Mediterráneo oriental en tres ocasiones con el objetivo de reforzar a la guarnición francesa sitiada en Egipto.De esa derrota en adelante, la Marina francesa tan solo había mantenido una mínima presencia en el mar Mediterráneo, mientras que los británicos y sus aliados, más numerosos, habían conseguido bloquear y hacerse con el control de varias bases francesas sin encontrar apenas oposición.La tercera expedición llegó al Mediterráneo oriental e intentó que las tropas desembarcasen en Bengasi.La escuadra francesa regresó a Tolón el 22 de julio, fecha en la que se canceló la expedición.[1] Intentaron llevar a cabo una invasión de Egipto, teóricamente controlado en ese momento por el Imperio otomano, que mantenía una postura neutral.[1] Después de detenerse para controlar Malta, las fuerzas francesas pusieron rumbo al este tras recibir noticias de que una flota dirigida por el contraalmirante sir Horatio Nelson había entrado al Mediterráneo y se encontraba en su persecución.A pesar de la creciente oscuridad, Nelson se lanzó al ataque y consiguió destruir o capturar once navíos de línea y dos fragatas durante los tres días que se prolongó la batalla del Nilo.[2] Como la ruta de regreso a Francia estaba bloqueada, Bonaparte decidió consolidar su posición en Egipto y después atacó hacia el norte, adentrándose en la Siria otomana.Solo pudo evacuar a unos pocos asesores consigo en las fragatas Muiron y Carrère, pero prometió al ejército, que se quedó en Egipto bajo el mando del general Jean Baptiste Kléber, que enviaría apoyo y refuerzos desde Europa.[5] Mientras que Bonaparte tenía frentes abiertos en Oriente Medio y en la propia Francia, la Marina Real había regresado al Mediterráneo.[5] Con la moral en caída constante, la situación en Egipto pasó a ser desesperada para Francia y Gran Bretaña planeó una invasión para marzo de 1801.[8] Se difundieron rumores acerca de una expedición destinada al Caribe para reducir la Revolución haitiana.[10] A las pocas horas, Ganteaume se vio obligado a refugiar sus navíos bajo las baterías localizadas en la desembocadura del río Vilaine, tratando de fingir que la suya no era sino otra operación de distracción.Con los buques británicos ausentes, estas fuerzas navegaron hacia el suroeste durante los siguientes cinco días con la intención de reunirse en el cabo Espartel.La Concorde estaba remolcando un buque mercante sueco que había incautado, pero lo dejó tan pronto como un navío de línea y la fragata Bravoure se acercaron a investigar.Esa jornada, los franceses capturaron y hundieron el HMS Sprightly, un cúter equipado con diez cañones.[16] Peard navegó hacia el noreste durante tres días creyendo que había perdido a los franceses.[16] No obstante, estos reaparecieron en el horizonte una vez más al tiempo que el viento dificultaba la huida de Peard.[16] El plan fracasó, ya que, hacia el mediodía, el viento dejó de soplar.Cuando Ganteaume le interrogó a Peard, la fuerza estaba anclada en Karamania, en la costa sur de Anatolia, luchando contra los resistentes aliados otomanos y las malas condiciones meteorológicas.[15] A pesar de que no había ninguna persecución en curso, Ganteaume se enervó cuando Peard le confió aquella información y ordenó a la escuadra que partiese hacia Tolón.[19] Con el fin de dar énfasis a sus instrucciones, Bonaparte envió al general Jean-Gérard Lacuée para que las transmitiese personalmente.Ganteaume se aprovechó de este pequeño respiro y viró hacia el norte en la oscuridad para llegar nuevamente a Tolón.Consecuentemente, Ganteaume se vio obligado a dividir su fuerza: se quedó con cuatro buques en los que albergó a todos los tripulantes sanos y puso rumbo al sur,[24] mientras que el Formidable, el Indomptable, el Desaix y la fragata Créole, que no contaban con suficientes hombres para actuar con eficiencia, regresaron a Tolón.[23] Aunque los franceses habían planeado un encuentro con tres fragatas napolitanas en Brindise, este no se produjo y, para el 7 de junio, la escuadra estaba ya lo suficientemente cerca de Egipto para que Ganteaume enviase a su corbeta Héliopolis a investigar la situación en Alejandría.[22] Como creía que una toma de tierra en Egipto sería imposible, trató de encontrar un lugar alternativo para la operación y decidió que los soldados deberían desembarcar en Bengasi, un pequeño pueblo situado entre Trípoli y Alejandría.[29] Fue el último refuerzo del ejército en Egipto: sin las provisiones de Ganteaume y con la Marina Real controlando el Mediterráneo oriental, las fuerzas francesas en Egipto se vieron superadas en número por la fuerza expedicionaria británica y esta las derrotó en una campaña que se llevó a cabo a lo largo del verano de 1801.[31] No obstante, el historiador naval William Laird Clowes, escribiendo en 1900, consideró que Ganteaume había hecho bien en evitar que los británicos arrollasen a su escuadra; especialmente durante el intento de tomar tierra en Bengasi, donde estuvo a punto de sufrir una situación similar a la del Nilo en 1798, con los barcos anclados lejos del mar abierto y la flota británica echándose sobre ellos.
Bonaparte le encomendó al contraalmirante
Honoré Ganteaume
la tarea de reforzar Egipto.
John Jervis
, figura importante dentro del Almirantazgo, envió a Calder en busca de los franceses, pero sus informaciones eran incorrectas, de modo que este no los alcanzó.
Napoléon le ordenó por tercera vez a Ganteaume que se ciñese al plan original, de modo que este volvió a zarpar.
A pesar de no cumplir su objetivo principal, Ganteaume consiguió reforzar la flota mediterránea e incluso participaron en la
campaña de Algeciras
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