Forzado por la presencia militar francesa, Nápoles cedía algunos territorios en el Tirreno y aceptaba el ingreso de tropas francesas hacia sus puertos en el Adriático.A principios del siglo XIX Francia, con Napoleón Bonaparte en el gobierno, se encontraba en guerra contra la Segunda Coalición formada por el Sacro Imperio Romano Germánico, Gran Bretaña, Portugal, el reino de Nápoles, Rusia y el Imperio otomano.Nápoles, que durante la guerra había contado con la ayuda del Sacro Imperio, quedó a merced del poderoso ejército francés.Ante el avance del ejército francés del general Murat, el conde Roger de Damas, al mando de las tropas napolitanas, envió al coronel Micheroux a negociar un armisticio por un mes.[1] El tratado definitivo se firmó el 28 de marzo en Florencia con la intermediación del general ruso Lewaschef, enviado por el zar Pablo I a petición de María Carolina.
Fernando I de Nápoles.
Reinos de Nápoles (naranja) y Sicilia (rojo claro).