La ciudad permaneció unida al Gran Ducado de Toscana hasta el siglo XVIII cuando, debido a su valor estratégico, fue disputada por Francia, Inglaterra y Austria.
En el año 1801, la ciudad sufrió un asedio por parte del ejército francés, que trataba de conseguir la rendición toscana.
No obstante, la ciudad fortificada, gracias a la ayuda proporcionada por la flota del Reino Unido, resistió.
La ciudad se convirtió en el principal puerto comercial de la isla durante esta época y recibió el nombre que tiene en la actualidad.
Durante la Unificación italiana pasó a formar parte del Reino de Italia en 1861.