Hasta mediados del siglo XX, el destino era principalmente Hispanoamérica, pero también Estados Unidos, Filipinas y la África española.
Es importante señalar que durante toda la historia la emigración convivió simultáneamente con la inmigración proveniente del entorno mediterráneo africano (fundamentalmente bereberes) hacia Al-Ándalus, y de Europa (fundamentalmente francos) hacia los reinos cristianos del norte, fenómeno este último que continuó durante los siglos siguientes, incluso en algunos casos puntuales desde más lejos (repoblación de Sierra Morena por campesinos católicos alemanes durante la intendencia de Olavide en el reinado de Carlos III).
La diáspora española es de larga duración que comienza en la Edad Moderna, aunque tiene precedentes muy antiguos y se puede considerar como continuación del proceso repoblador peninsular de dirección norte sur que fue siguiendo a la Reconquista en la Edad Media.
[1] La presencia de emigrantes españoles en el Magreb y en algunos otros puntos del continente africano se relaciona con la colonización iniciada durante el siglo XIX.
Su origen geográfico eran zonas del Mediterráneo (provincias de Almería, Murcia, Alicante y las islas Baleares) con mayoría de varones agricultores que se dirigían a Orán[2] y Argel.
Tras una disminución durante los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) provocada por el bloqueo submarino alemán.
La guerra civil de 1936-1939 dio origen al exilio republicano, incomparablemente más numeroso, que se repartió por Europa e Iberoamérica.
Los destinos fueron sobre todo Francia, Alemania (Gastarbeiter), Suiza, Bélgica y el Reino Unido, entre otros.
Con anterioridad sólo se había producido emigración a Europa con la llamada emigración golondrina (anual de ida y vuelta) cuyo destino era las explotaciones agrícolas de Francia (habitual entre 1830 y la Primera Guerra Mundial de 1914), y que vuelve a producirse en esos años, sobre todo para la vendimia.
), creándose el Instituto Español de Emigración, que dirige la política migratoria: en este año se alcanza el récord de emigrantes españoles a Venezuela y la percepción del español promedio en España hacia la emigración había cambiado bastante, como puede verse en la música y el cine edulcorado de la dictadura franquista.
También se suele señalar que la emigración priva del mejor capital humano a los lugares de origen.
[26] Existen varios monumentos y estatuas relacionados con la diáspora española tanto en España como en su país de asentamiento.