A mediados del siglo XX Alemania estaba inmersa en su reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial y su economía estaba en pleno proceso de expansión, lo que se conoció como el milagro alemán.
Con Filipinas se firmaron contratos para empleos relacionados con el cuidado de enfermos.
El hecho de que la palabra incluya el concepto "invitado" habla por sí mismo.
Ya a principios de los 70, el concepto fue considerado problemático por los sociólogos, al verlo como eufemístico.
En 1972, la emisora pública WDR convocó un concurso para encontrar una palabra más adecuada, recibiendo 32.000 propuestas.
En aquellos momentos se planeaba organizar la ‘’Bundeswehr’’ e instaurar el servicio militar obligatorio, lo que limitaría aún más la mano de obra disponible.
Además, en Francia y Suiza se estaba discutiendo también traer obreros de Italia.
En 1973 se resolvió detener las contrataciones debido al estado titubeante de la coyuntura económica y a la crisis del petróleo.
En la República Democrática Alemana los llamados Vertragsarbeitnehmer ("trabajadores contratados") jugaron un papel similar.
Otros países en proporcionar mano de obra a la RDA fueron Cuba, Mozambique, Polonia y Angola.
En ningún caso se previó integrar a estos obreros, que a menudo apenas sabían alemán, en la sociedad de la RDA, si bien en algunos casos aislados esta integración sí tuvo lugar.
[cita requerida] El concepto perdió relevancia en 1964 con el abandono del principio de rotación.
Algunas voces críticas con la actuación del estado defienden que el reconocimiento legal de estas personas no ha sido correctamente enfocado, dificultando su integración.