Drama litúrgico

[1]​ En el ámbito musical puede relacionarse como germen del drama sacro, etiqueta con la que se clasifican algunos ejemplos operísticos cuyos argumentos relatan episodios bíblicos.

[2]​ Se considera que el drama litúrgico tuvo su origen en los llamados tropos, breves textos recitados o cantados en forma de diálogo, (probablemente nacidos en torno al canto del Aleluya e incorporando con frecuencia antiguos melismas de origen griego o romano), que comenzaron a tener estructura musical en algunas de las más importantes fiestas litúrgicas como la Pascua y la Navidad.

Para el hispanista británico, la abundancia de estas piezas en Cataluña se debe al influjo político y cultural occitano.

[6]​ La pieza que con mayor presencia se ha rastreado en la península es el llamado Cantus sybillae o Iudicium signum, como parte del primitivo Ordo prophetarum, con textos tanto en latín como en lenguas vulgares.

También se dio en territorio castellano: las más famosas fueron las de Toledo, Córdoba y León.

[7]​ La evolución que acabó convirtiendo los diálogos dramatizados (que daban vida al drama litúrgico) en prototipos del drama sacro, es decir, los milagros, los juegos («jeux») y los misterios, puede concretarse en cinco factores:[8]​ El valor histórico del milagro es haber servido de contexto a la evolución de la Edad Media hacia la Edad Moderna.

La adoración de los pastores , de Hugo van der Goes , pudo tomar elementos del Officium pastores . Así lo evoca el gesto teatral de los profetas Isaías y Jeremías que levantan unas cortinas para desvelar la escena.
Misterio de Elche , escena del descenso del ángel en la "Mangrana".
Los "steleros" magos en el Altar de Santa Columba (tabla central), hacia 1455, de Rogier van der Weyden .