Tradicionalmente, la Iglesia católica conmemora su festividad el 6 de enero.
En todo caso, esos magos actuaron, según los relatos evangélicos, siguiendo un extraño astro, calificado de estrella fugaz, que habían visto en sus observaciones del universo, ya que también se cree que eran en realidad magos o sabios en el sentido de personas estudiosas de la astronomía y la ciencia (a diferencia de la visión tradicional, que los ha venido identificando como reyes).
La teología aprovecha esta consideración de los magos como sabios o astrónomos para identificar en esta adoración el encuentro entre la ciencia y Dios.
En leyendas medievales se contaba que vivió ciento nueve años y que murió mártir junto con sus compañeros Melchor y Baltasar.
Muchos cristianos chinos creen que procedía de Mongolia.