En 1617 se representó la obra Tan largo me lo fiais, donde aparece por primera vez don Juan Tenorio.El personaje y su actitud vital, denominada genéricamente donjuanismo, ha inspirado a numerosos ensayistas e intelectuales (Ramón Pérez de Ayala, Víctor Said Armesto, Arturo Farinelli, Ramiro de Maeztu, Américo Castro, José Ortega y Gasset, etcétera), que ven en la figura del seductor desde un inmaduro patológico y afeminado, próximo al narcisismo como Gregorio Marañón, a una figura satánica y rebelde típicamente romántica, al arquetipo universal del seductor insatisfecho o la encarnación de las fuerzas primigenias e inmediatas de la naturaleza, desarrollado por el filósofo y teólogo danés Sören Kierkegaard en su ensayo de 1843 Los estadios eróticos inmediatos o del erotismo musical, teniendo como trasfondo la ópera Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart.Aunque la fama de Don Juan y el donjuanismo van a la baja, es interesante observar la visión que del personaje ofreció el cantante francés Georges Brassens en la canción Don Juan: gracias a su irrefrenable ímpetu sexual, Don Juan se convierte en el "salvador" de las feas, por lo cual merece el reconocimiento social como otros héroes abnegados ("¡Gloria a Don Juan...!"En la misma línea, y como testimonio del decrecimiento que ha tenido en los últimos años el personaje de don Juan, el filósofo y ensayista español José Antonio Marina en 2017, en un ciclo de conferencias a cargo del Instituto Cervantes titulada: En busca de Don Juan.Desde el siglo XVII se dio crédito a la idea de que Don Juan Tenorio existió realmente.