Lo había conocido en persona cuando, huyendo de las imposiciones familiares, que lo habrían constreñido a estudiar comercio o ciencias, se refugió en España, primero en Barcelona en donde permanece nueve meses, concibiendo esa pasión hispánica de la que hablan sus críticos.
Publicó abundantes trabajos sobre literatura comparada en italiano, francés, español y alemán.
De sus relaciones no siempre pacíficas con Benedetto Croce, sabemos que transcurrieron unas vacaciones juntos, en Innsbruck, en el verano de 1894, precisamente para poder discurrir sobre literatura española, que Croce conocía, según Farinelli, assai superficialmente.
Ya en edad madura, Farinelli viajó por Hispanoamérica y se interesó por la literatura hispanoamericana.
Escribió Ensayos y discursos de crítica literaria hispano-europea, Italia e Spagna, Divagaciones hispánicas, Poesía del Montserrat y otros ensayos etcétera.