La cueva del Niño es un yacimiento arqueológico en cueva localizado en el municipio de Aýna, en la provincia de Albacete, entre los picos Albarda (1250 m) y Halcón (1232 m), en la margen derecha del río Mundo.
La cueva del Niño destaca especialmente por ser uno de los pocos yacimientos arqueológicos con pinturas rupestres paleolíticas que existen en la Meseta.
Más tarde, en 1973, un equipo interuniversitario, formado por las Universidades de Cambridge y Londres, dirigido por I. Davidson y en el marco del proyecto "Early Agriculture Research Project", llevó a cabo una serie de trabajos arqueológicos en el yacimiento (ver más abajo).
[2] Desde entonces, tanto las pinturas como el yacimiento arqueológico han sido objeto de diversas revisiones y análisis,[3][4] llevándose a cabo desde 2008 un proyecto integral de revisión del yacimiento, incluyendo las manifestaciones rupestres paleolíticas.
En este panel hay un total de trece grafías,[5] destacando nueve figuras zoomorfas que representan animales.
La figura humana, tanto masculina como femenina, es la aportación más singular y genuina del Arte levantino, expresión exclusivamente pictórica, figurativa, monocroma, plana, con una técnica única, mediante las plumas de ave como instrumentos y consiguiendo el llamado trazo de pluma levantino.
[10] En el año 1973 se realizaron varios sondeos arqueológicos con el objetivo de documentar el posible yacimiento existente en la cueva.
Fruto de esta intervención, se descubrió un yacimiento con varios niveles arqueológicos, que según sus excavadores pertenecerían al final del Paleolítico Medio, a la segunda mitad del Paleolítico Superior, y al Epipaleolítico y Neolítico.
En el año 2010 se llevó a cabo una revisión del material arqueológico recuperado en la excavación de 1973, que estaba en su mayor parte inédito.
También se hallaron restos vegetales que probablemente correspondan al almez, un fruto comestible y con propiedades medicinales, que podría indicar el consumo de estos vegetales por parte de los neandertales.
La industria lítica también es diferente; la cuarcita se utiliza en mucha mayor proporción que el sílex.
Las evidencias arqueológicas de presencia humana en la Cueva del Niño durante el Paleolítico superior son muy escasas.
Aunque en este hogar no se encontraron restos arqueológicos típicos del Paleolítico Superior, la datación por Carbono-14 de un hueso arrojó una fecha de 27.000 años antes del presente (en fechas calibradas),[5] lo que situaría ese hogar en el periodo Gravetiense.
[26] Por ello, se llevó a cabo una revisión multidisciplinar del material arqueológico procedente de la excavación de 1973,[27] que permitió concretar su cronología y definir el uso y función del yacimiento durante este periodo.
[11] Sin embargo, en las dos trincheras frente a la boca aparecieron materiales de aspecto más arcaico, como lascas Levallois, por lo que es posible que en esta zona los restos neolíticos estuviesen mezclados con otros más antiguos.
Junto a estos, se documentaron también varios restos de cerámica campaniforme, que atestiguan la presencia humana en el yacimiento durante el Calcolítico.
Entre los útiles, destacan varios núcleos de laminillas y microlitos geométricos, típicos del Neolítico.
[28] Fuera de contexto estratigráfico se recuperó una azuela pulimentada, que remite también a una cronología del Neolítico antiguo.
Respecto a la función del yacimiento, los datos disponibles sugieren que la cueva del Niño pudo haber servido principalmente como un aprisco para ganado caprino, usada por comunidades asentadas en el llano para el pastoreo.
Desgraciadamente, por el momento no es posible conocer cómo habría sido la relación entre los primeros grupos neolíticos y las poblaciones mesolíticas asentadas en la región con anterioridad.
[31] No es posible realizar visitas por cuenta propia, puesto que la cueva está cerrada con una verja para evitar la destrucción de las pinturas y el yacimiento.