Este yacimiento es un ejemplo paradigmático del Arte Levantino, expresión creencial de los últimos cazadores-recolectores epipaleolíticos que poblaron las sierras alperinas entre los años 10.000 y 6.000 años antes del presente.
Esta expresión plástica, exclusivamente pictórica, figurativa, monocroma, con un procedimiento técnico muy singular logrando el característico trazo de pluma levantino, conserva -en la que ha sido calificada popularmente como «una cueva de lujo»- más de 170 motivos pintados, en una notoria diversidad de tamaños y de opciones: 33 arqueros, 13 figuras humanas y 2, tal vez 3, representaciones femeniles, además de arcos, flechas, bolsas, etc. Entre la fauna pintada cabe destacar: 15 ciervos, 10 cabras, 5 toros, 1 caballo, 6 carnívoros y varios cuadrúpedos de especie no precisa.
En definitiva, todos los elementos esenciales de la iconografía del Arte Levantino.
También se conserva en este abrigo un grupo de 37 motivos abstractos: barras, geométricos complejos, máculas, etc., como expresión creencial de los grupos productores neolíticos, que corresponden al denominado convencionalmente como Arte Esquemático, y cuya cronología se sitúa entre 6.500 y 3.200 años antes del presente.
En otros términos limítrofes merecen mencionarse: la estación del «Barranco del Cabezo del Moro» y «Cueva de Olula», en Almansa, la Cueva de Tortosilla, «Cueva del Rey Moro», abrigo cerca de la «Cueva Negra» también conocido como «Abrigo Pedro Mas y el Sordo», en Ayora (Valencia).