Ha mantenido durante toda su trayectoria profesional un especial interés por los procesos técnicos y plásticos (pintura mural, grabado, etc.), lo que le ha permitido adentrarse en el estudio del arte rupestre prehistórico.
Éste sería el preámbulo de investigaciones y experimentaciones intensas que le llevarían a definir a este arte como una manifestación en la órbita del expresionismo gestual, separándolo conceptual y técnicamente del arte levantino.
El segundo estudio (1989) sobre la Cueva del Tendo (San Carlos de la Rápita, Tarragona) le permite desvincular, a través de los estudios técnicos, el Arte Levantino del Arte Paleolítico.
El análisis técnico de las únicas pinturas parietales cubiertas por estratos arqueológicos de la Cueva de la Cocina (Dos Aguas, Valencia), le permiten atribuirlas con certeza al arte levantino y, en consecuencia, ofrecer una datación indirecta relativa para este arte en momentos no cerámicos; es decir, epipaleolíticos, cuestionando seriamente la existencia del Arte Lineal-geométrico que, años después, desestimará definitivamente al estudiar Cantos de la Visera (Yecla, Murcia).
Una tendencia de este horizonte sería el arte local alicantino llamado Macroesquemático.