Espeleotemas es la denominación formal para lo que comúnmente se conoce como «formaciones de las cavidades».
La palabra, procede del griego (σπήλαιον, spḗlaion, 'cavidad' + θέμα, théma, 'depósito') y se refiere generalmente a depósitos minerales secundarios formados en cuevas tras la génesis de estas.
[1] No existen solo espeleotemas secundarios, sino también primarios, dependiendo del tipo de cueva en que se encuentren.
Estos pueden aportar pistas sobre precipitaciones, temperatura y cambios en la vegetación durante los últimos ~ 500 000 años.
Además, defectos superficiales inducidos por la molienda de la muestra, pueden provocar una datación incorrecta.
Aunque en ocasiones son similares en apariencia a los presentes en las cuevas kársticas, los espeleotemas primarios presentes en los tubos volcánicos están formados por el enfriamiento de la lava residual en el interior de la cueva.
Dependiendo de la edad del tubo volcánico y del terreno en que se encuentre, pueden formarse en su interior otros espeleotemas secundarios, como pequeñas estalactitas y diversas concreciones, gracias a aportes de agua con minerales disueltos que acaban precipitando.