Capra pyrenaica

[6]​ La cabra montés es una especie con fuerte dimorfismo sexual, al igual que muchos otros bóvidos.Están más separados entre sí que los cuernos de otras especies del género Capra.Los machos adultos tienen también una cara más alargada y la típica barba de chivo oscura bajo la mandíbula.En invierno desarrollan su actividad en las horas centrales del día, que es cuando hace más calor.Esta puede estar constituida por machos adultos, hembras con sus crías o adolescentes de ambos sexos (en este último caso, solo durante el verano).La inversión en masa testicular es un factor muy importante en los procesos de selección sexual.La caza de esta especie por parte del hombre se producía ya en la Prehistoria, primero a cargo del hombre de Neandertal y desde hace cuarenta mil a treinta y cinco mil años, por el Homo sapiens.Son abundantes sus restos en las cuevas paleolíticas y aparece representada con frecuencia en las pinturas rupestres de toda la península ibérica.Por ejemplo, la sarna sarcóptica, endemia en algunas zonas, también es capaz de poner en riesgo algunas poblaciones.A finales del siglo XIX la población de cabra montés estaba en rápida regresión, habiéndose extinguido la subespecie gallego-portuguesa.La falta de cabras monteses para las cacerías intentó cubrirse durante el tardo franquismo con la introducción de otros bóvidos foráneos, como el muflón y el arruí, especies que han tenido un impacto desigual sobre la flora y fauna local y en algunos casos han puesto aún más en aprietos a la cabra montés, pues compiten con ella por los mismos recursos.
Cría de la subespecie C. p. victoriae .
Detalle de la cabeza del macho.
Macho montés ejecutando una empinada bajada en la sierra de Gredos