Combate de Concepción

Por otro lado, los campesinos organizaron guerrillas que hostilizaban al ejército chileno de ocupación cuando este se aproximaba a sus poblados.

Tras indicar que a su regreso deberían tener listas las provisiones para su tropa, bajo amenaza de tomarlas por la fuerza, continuó su marcha hacia la hacienda Runatullo.

Ante esta nueva situación, el alcalde de Comas solicitó a Salazar que retomara su encomienda.

Salazar envió entonces un pedido al general Cáceres para que lo apoyara con fuerzas militares.

Lo mismo ocurrió en otras comunidades campesinas de la sierra central donde también se organizaron columnas guerrilleras.

[2]​ Las guerrillas campesinas siguieron activas hasta inicios del siglo XX, tomando las armas en 1882 y 1888.

[11]​ El teniente coronel Marcial Pinto Agüero sostuvo que la situación del 6.º de Línea «Chacabuco» en Concepción era precaria.

Carrera Pinto distribuyó las guardias, hizo construir parapetos en los cuatro costados de la plaza y encomendó especial vigilancia hacia el cerro El León por el cual podría venir un ataque.

Carrera Pinto observó que en el poblado solo se encontraban italianos y otros extranjeros en un hotel cercano mientras la población local mantenía una notoria distancia.

Carrera Pinto supuso que una grave dificultad habría retrasado a Del Canto.

Allí, el arzobispo Manuel Teodoro del Valle les informó sobre los movimientos de las fuerzas chilenas en Concepción.

Asistió al almuerzo que finalizó violentamente y el estampido de un disparo activó su plan defensivo en la plaza.

Envió a un cabo y dos soldados hacia Huancayo para avisar de su situación.

El ataque peruano continuaba, incluyendo francotiradores en los techos y ventanas, hasta que los chilenos retrocedieron hacia el centro de la plaza donde, por ser una posición muy expuesta, se replegaron ordenadamente al cuartel que tapiaron con muebles.

En la oscuridad de la noche, las fuerzas chilenas intentaron salir hacia Huancayo, pero no lo lograron y volvieron al cuartel.

Según la versión originalmente planteada por el historiador chileno Francisco Machuca,[12]​ el coronel Gastó envió un emisario solicitando la rendición de la guarnición, lo que sin embargo no es mencionado en los partes oficiales tanto peruanos como chilenos que refieren que ni bien se avistaron ambas fuerzas empezó el combate, dicha nota según Machuca obraba entre las reliquias de guerra conservadas por el mayor Arturo Olid y cuyo contenido era el siguiente:[13]​

Las fuentes peruanas, tanto primarias como secundarias, indican que depusieron las armas pero fueron muertos y descuartizados por las guerrillas de Ambrosio Salazar.

[4]​ Por otro lado, el coronel del Canto señaló que al llegar a Concepción encontraron 280 muertos peruanos, entre ellos dos jefes y once oficiales.

[20]​[21]​ Del Canto ordenó recuperar los corazones de cuatro oficiales —el capitán Ignacio Carrera Pinto, el teniente Julio Montt Salamanca, los subtenientes Arturo Pérez Canto y Luis Cruz Martínez— y enviarlos a Santiago en alcohol, los que se encuentran en la catedral de Santiago.

Grabado chileno de la iglesia en Concepción (Perú).
Pintura que representa el combate de Concepción, donde se observa el incendio del cuartel de la guarnición chileno durante el combate. Obra de Luis Boudat.
Dibujo que muestra de izquierda a derecha a Arturo Pérez Canto , Ignacio Carrera Pinto , Julio Montt Salamanca y Luis Cruz Martínez , oficiales chilenos muertos en el combate.
Urna de mármol, con los corazones de los cuatro oficiales chilenos muertos en la batalla, ubicada en la Catedral Metropolitana de Santiago .