En junio de 1882, Cáceres tenía su base de operaciones en Izcuchaca, donde observando el despliegue chileno sobre el valle del Río Mantaro, planeó encajonarlos en el valle, cortando la posible retirada hacia Lima, confrontándolos en cada pueblo.
El General Cáceres iría a combatir la posición chilena de Marcavalle y Pucará.
La importancia estratégica de La Oroya radicaba en el puente que existía en el lugar que cruzaba el río Mantaro, paso obligado para abastecer de víveres y recursos provenientes de Lima a las tropas chilenas en la sierra, y que además servía como una ruta de escape para los efectivos del Coronel del Canto.
Cáceres envía al Coronel Máximo Tafur, con la misión de eliminar a la guarnición chilena en el lugar y cortar el citado puente, buscando dejar sin escape a la división chilena.
[4] Destacada en La Oroya se encontraba la guarnición chilena conformada por 60 soldados del Batallón "Pisagua" 3º de Línea, dirigidos por el Teniente Francisco Meyer; y 30 jinetes del Regimiento Carabineros de Yungay, comandados por el Teniente Tristán Stephan.