Ante esto, Lizardo Montero y César Canevaro se retiraron a Puno para continuar la resistencia con el apoyo de Bolivia.
Al llegar a Puno, en la orilla del Titicaca, abordó con sus hombres los pequeños vapores cañoneros Yavarí y Yapurá, para marchar hacia el puerto lacustre de Chililaya, en Bolivia, donde le esperaba el General Narciso Campero con dos batallones bolivianos de refuerzo para reiniciar las hostilidades contra Chile.
Debido a esto, el general chileno Velásquez decidió contestar detener esas fuerzas sin la necesidad de despliegues de fuerzas, por lo que solicitó enviar a Puno, desde Mollendo, una pequeña lancha torpedera desarmada, la "Colo Colo".
El general José Velásquez Bórquez comandó la expedición militar a Arequipa-Puno en un acabado plan estratégico en 1883.
La clase dirigente boliviana estaba dividida sobre qué actitud tomar, pero fue ganando terreno la postura de alcanzar la paz.