[2][3] Es una zona montañosa, de difícil acceso hasta finales del siglo XX, que ha mantenido unas costumbres, arquitectura y hablas propias.
Se halla entre dos cuencas, la del Sil y la del Navia, separadas por la sierra de Ancares entre los puertos de Ancares (1670 m s. n. m.) al norte y Portelo (1068 m s. n. m.) al sur.
El especialista en toponimia Nicandro Ares interpretó «Ancares» con un significado de «angulares», relacionado con el apelativo «anco»,[4] definido en el diccionario gallego como codo, recodo, cosa encorvada,[5] derivado a su vez de la raíz indoeuropea *ank- 'doblar, curvar', etimología también propuesta por Edelmiro Bascuas.
Hacia el norte, el valle del Burbia linda con el de Ancares, y más al norte se abre el Valle de Fornela, comarca tradicional leonesa, cabecera del río Cúa.
[15][16][17] Está drenada por los afluentes por la margen derecha del río Navia, cuyas fuentes se encuentran en la sierra de Ancares.
Así en los mosaicos de pastizales y matorrales no es difícil observar aves características como perdiz pardilla, aguilucho pálido o curruca rabilarga.
La fauna forestal, que alterna su paso por el matorral con estancias más prolongadas en los bosques, es quizá la más llamativa, pues cuenta con la presencia del oso pardo y del urogallo cantábrico, que parece haber desaparecido de la parte leonesa.
Otros mamíferos como los murciélagos ratonero bigotudo y ratonero bigotudo pequeño, aves como el abejero europeo y el pito negro, anfibios como la rana patilarga o invertebrados como los interesantes moluscos pulmonados Elona quimperiana y Geomalacus maculosus, e insectos como el ciervo volante, o la mariposa apolo completan la representación de especies destacadas ligadas al bosque.
[19][20] En los roquedos se encuentran especies rupícolas como la chova piquirroja, la lagartija serrana, o el murciélago pequeño de herradura, refugiado en cavidades naturales o artificiales, y en los medios fluviales se ha detectado la presencia de desmán ibérico, lagarto verdinegro y bermejuela.
[19][20] Toda la subcuenca hidrográfica del río Ancares está declarada como de aguas trucheras.
[24] La trucha común es el pez más abundante, que comparte hábitat con bermejuelas y boga del Duero.
Las razones de su ampliación a las zonas próximas, tanto en León como en Galicia y Asturias no son conocidas en detalle pero probablemente estén relacionadas con disposiciones oficiales que han afectado a la comarca.
[7][27] Entre otros factores, el autor Julio Álvarez Rubio considera que la empresa maderera gallega Vila Riestra de Los Ancares contribuyó a extender la denominación «Los Ancares» al concejo de Cervantes, donde estaba implantada.
Apunta también que el topónimo Ancares, aun siendo relativamente reciente para nombrar tanto sierra como región, ha sido de gran acierto y rápidamente se ha extendido, sobre todo a partir del momento en que la Administración destinó fondos para la comarca.
Esta última afirmación es corroborada por el escritor Francisco Pérez Caramés quien hizo notar que el topónimo debía tener una atracción especial pues tras denominar así las reservas de caza el nombre se extendió a toda una región geográfica.
[39] A principios del siglo XX hubo una importante actividad maderera en la sierra, sobre todo en las zonas de Ancares, Burbia y Cervantes.